Cultura
“Hoy no somos capaces de generar una idea positiva de futuro”
Robert-Juan Cantavella presenta en la Semana Negra de Gijón ‘Asesino cósmico’, una vuelta a las novelas pulp
En 1973 Curtis Garland publicó su novela Asesino cósmico. Aquella fue una de las más de 2.000 que escribió durante toda su vida. Una historia pulp de esas que en la España de los setenta se vendían a duro y que abundaban en los géneros, desde la ciencia ficción al western o el policiaco. Eran puro entretenimiento con mucha aventura y mucho vocabulario lleno de prefijos y sufijos (retro-alimentador, tele-transportador), con un principio y un final, y que los adolescentes (y adultos) devoraban con ansiedad.
Casi cuarenta años después, Robert-Juan Cantavella (Almassora, Castellón, 1976) le ha rendido homenaje con la también titulada Asesino cósmico (Mondadori), que acaba de presentar en la Semana Negra de Gijón. Para ello pidió permiso a Garland, cuyo verdadero nombre es Juan Gallardo, nacido en Barcelona en 1929. Es más, el propio escritor catalán participó en algunos capítulos de una historia, que como la de aquellos años setenta, también mezcla géneros, recrea un mundo
fantástico, Isla Meteca, y juguetea con ese lenguaje setentero que hizo vibrar a miles de lectores.
«En aquella época, la idea de futuro estaba dotada de mucho optimismo. En los setenta, la ciencia ficción te llevaba a creer en un progreso,en un futuro en el que todo iría a mejor. Ahora eso no sucede porque ya no nos lo podemos creer. Es una putada, pero hoy no somos capaces de generar una idea positiva de futuro”, afirma Cantavella, quien incluso pone como ejemplo la película Matrix: “Lo mejor que se ha hecho en los últimos años no deja de ser un homenaje a aquella época. Matrix es retro”.
Este escepticismo con cierto toque de acidez del escritor no sorprende a aquellos lectores que tuvieron en sus manos su anterior novela, El Dorado, crónica escrita al estilo del periodismo gonzo y que homenajeaba a Hunter S. Thompson y su Miedo y asco en Las Vegas. “Era una novela muy política. Si él se fue a Las Vegas yo me fui a Marina D’Or porque quería hacer una crítica destructiva y sin ningún respeto por aquello”, relata Cantavella. Aquello, precisamente, había surgido en 2006, “los años happy de la pre-crisis. Y sin duda uno de los sitios donde se forja la crisis”, analiza el escritor.
Ahora Cantavella no descarta volcarse en nuevo relato sobre el aciago presente. De hecho, durante la pasada campaña electoral pasó por su cabeza ficcionar aquel proceso tal y como también había hecho Hunter S. Thompson en las elecciones de 1972. “Sin embargo, en su punto de vista había algo épico. Yo tenía como personajes a Zapatero y Rajoy y me parecía algo ridículo. Podría haberlo enfocado desde el esperpento, pero esa no era mi idea”, explica sobre su rechazo al proyecto. No
obstante sabe que, en la actualidad, material no falta y mientras termina con sus homenajes pulp, en sus novelas puede surgir, si no un asesino cósmico, sí algún descuartizador económico.