Opinión

Paseándome en pelotas

Hace poco me paseé por un escenario segoviano con unos zapatos de Prada agradeciendo ser finalista al premio de periodismo Cirilo Rodríguez. Me los regalaron durante la caída de Trípoli y corrió el rumor de que (...)

Hace poco me paseé por un escenario segoviano con unos zapatos de Prada agradeciendo ser finalista al premio de periodismo Cirilo Rodríguez. Me los regalaron durante la caída de Trípoli y corrió el rumor de que eran de la mismísima Aisha Gadafi. La anécdota me permitió pedir que se sigan enviando corresponsales a guerras, porque es crucial estar y verlas con nuestros propios ojos, porque si no la verdad queda diluida entre la contaminación, la propaganda y la saturación mediática. ¿Y qué tendrán que ver, dirán ustedes, los tacones con el título de esta columna? Mucho. Porque era lo único que llevaba puesto. Estaba en pelotas, a pesar del vestido rojo que elegí para la ocasión. Y a nadie le importó lo más mínimo, lo cual me ofende .

Verán, como periodistas o gráficos freelance, vamos en cueros. Ya sea con pantalón o falda, ropa de marca o de mercadillo, estamos al descubierto y expuestos al maltrato laboral sin defensa legal. Y si no, les propongo un reto: estudien Periodismo cinco años, coticen con el 036 e intenten pactar un precio justo para sus artículos o vídeos (en caída libre y sin tarifa mínimas). Intenten ver a tiempo su dinero en noventa días, como marca la ley. Traten de cobrar esa facturala guerra en Libia que le debe Roures, cuya producción Midnight in París ha sido taquillazo mundial.¡Buena suerte! Yo no lo he logrado.

Y es que lo de la crisis me suena ya a excusa eterna, que en 2004 escuché ya el maldito palabro. Eran tiempos de subcontratación, contratos por obra y cámaras freelance, las primeras víctimas de lo que se llamaba con mucha finura externalización, ese bonito eufemismo para decir a la calle. Que por aquella época ya estaban cerrandolas corresponsalías de las televisiones privadas,
el preludio del gran derrumbe de la industria periodística al que hoy asistimos, igual de atónitos o más. A mí la marea de EREs en los medios me da escalofríos, y más en pelotas como voy.

Cada vez somos más. ¿Qué hacer? Protestar. El periodista o gráfico freelance merece el respeto y el trato de cualquier trabajador por cuenta propia. Y justicia, un marco jurídico urgente que proteja los derechos específicos de la profesión, además de recuperar la dignidad profesional frente al intrusismo salvaje que nos acecha.Porque muchos somos freelance para poder seguir haciendo Periodismo. Y como decía Gloria Fuertes, «en vista de lo visto me desvisto, me desnudo a mí misma y me mantengo, me encanta este tener lo que no tengo». Pero que el periodismo siga llenándome el corazón y la mente sin tener que vaciarme el estómago, por favor.

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