Cultura

Los recortes amenazan la libertad de prensa

La Comisión Nacional de la Competencia sanciona a dos asociaciones de fotógrafos por publicar un listado de tarifas mínimas. MásPúblico paga en este número las tarifas recomendadas por las asociaciones.

MADRID // Mónica necesita un mínimo de cuatro horas para redactar un reportaje. Esta periodista autónoma, con más de 15 años de experiencia, entrevista entre cuatro y ocho personas por cada artículo. Llamarlas al móvil, desplazarse para quedar con ellas y tomar un café mientras les plantea todo tipo de preguntas requiere mucho más tiempo adicional y una pequeña inversión económica, pero rara vez le pagan más de 150 euros brutos por todas esas horas de trabajo y los gastos que comportan. Lo peor de todo, según Mónica, es que ella se considera “una privilegiada” porque entre sus clientes figuran medios importantes.

La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) denuncia que cada vez hay más propuestas de trabajo “degradantes e indignas” al tiempo que la tendencia a pedir artículos o agregar blogs a coste cero se extiende peligrosamente. Tanto es así, que hace unas semanas la Asociación de la Prensa de Madrid lanzó la campaña #gratisnotrabajo.

Por desgracia, son malos tiempos para exigir que la labor de periodista sea recompensada económicamente con dignidad. El Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) acaba de imponer una multa de 61.403 eurosa la Asociación Nacional de Informadores Gráficos de Prensa y Televisión (ANIGP-TV) y otra de 39.321 euros a la Unió de Professionals de la Imatge i la Fotografia de Catalunya-Sindicat de la Imatge (UPIFC-SI) por publicar un listado de tarifas de precios mínimos recomendados por cada foto y pieza publicadas.

La resolución, que fue confirmada a mediados de junio, deja a estos colectivos en una situación de gran vulnerabilidad. “No somos ninguna multinacional, no controlamos gasolineras ni somos una compañía de telefonía móvil. So-lo queríamos orientar a quienes empiezan a colaborar en los medios”, argumenta Víctor Lerena, miembro de ANIGP-TV. La falta de referencias da pie a los abusos.

Las tarifas publicadas por estas dos asociaciones fueron presentadas en 2009 por el Col•legi de Periodistes de Catalunya. Según Josep Carles Rius, decano del colegio en aquel momento, la propuesta respondía al deseo de combatir el deterioro de las condiciones de trabajo en el sector. “El tarifario se impulsó en una etapa que aparentaba ser de bonanza. En 2006, se ponían en marcha muchos proyectos, pero la mayoría de ellos se basaba en la precariedad y solo se podían mantener con tarifas bajas. Lo malo es que los grandes medios también se apuntaron al carro”, denuncia Rius.

Pérdida de credibilidad

La presidenta de la FAPE, Elsa González, apunta en la misma dirección: “Los máximos responsables de que los periodistas hayamos perdido la credibilidad son los editores, que han renunciado a la calidad en la información a cambio de adelgazar gastos y redacción”. Los recortes han tenido múltiples consecuencias. Periodistas como Mónica dedican ahora menos tiempo a preparar sus artículos. “El lector lo acaba notando, pero si no ahorras gastos acabas pagando por publicar”, argumenta. En algunos medios las tarifas han bajado hasta un 40% en losdos últimos años.

También hay quien, como el fotógrafo Samuel Aranda, decide hacer las maletas y emigrar.“En España cada vez hay menos sitios que se interesen por el fotoperiodismo. Por el contrario, en el extranjero han entendido que en momentos de crisis es cuando hay que apostar más por la calidad”, explica el ahora reportero gráfico del New York Times y ganador del último World Press Photo.

El periodista freelance está sobreviviendo como puede, según la presidenta de la FAPE.“Quienes más sufren son los periodistas locales que trabajan para agencias, que a menudo pagan más por la gasolina que lo que cobran por sus reportajes. También los enviados especiales a lugares en conflicto”, explica González, y recuerda que en situaciones especiales como una guerra los gastos se disparan. En la de Libia, una habitación de hotel costaba entre 240 y 400 euros por noche. Por eso, algunos periodistas no pudieron costearse un chaleco antibalas.

Ante la amenaza de que el periodismo se convierta en un “hobby” que los profesionales alternen con trabajos que les permitan vivir, González destaca que una sociedad sin información de calidad es menos libre y tiene dificultades para controlar al poder.

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Comentarios
  1. Creo que es clave tener claro para quién y para qué se trabaja. En muchos casos, esto va a determinar las condiciones en las que se trabaja.

    Quizá sea posible en la España de estos años de crisis un periodismo como el que propone MásPúblico. Desde luego, muchos estamos apostando por ello, empezando por los propios trabajadores de la cooperativa. Creo que en un medio así no cabe que los periodistas estén explotados, pero tampoco creo que sea posible que vivan con grandes comodidades mientras buena parte de sus lectores sobrevive con apreturas. Seguramente tampoco tendrá sentido que haya excesivas diferencias dentro de la propia redacción.

    En cuanto a la competición entre el periodismo profesional y el periodismo ciudadano o de aficionado, un medio como el que quiere ser MásPúblico podría combinar adecuadamente la colaboración gratuita de los lectores con el trabajo profesional de los periodistas. Parece claro que no tiene sentido pagar para las tareas que se puedan hacer gratis, y también está claro que hay otras tareas en las que la formación universitaria, la experiencia profesional o la dedicación exclusiva supongan una diferencia notable. Creo que en este proyecto hay espacio para experimentar hasta encontrar la mejor fórmula.

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