Economía
España cae en la trampa alemana
- El Gobierno pide 100.000 millones de euros para limpiar el sistema bancario, la misma cantidad que ha aportado desde 2010 para rescatar a otros países.
- Europa completa su plan para que los impuestos de todos los ciudadanos cubran los excesos de las finanzas.
MADRID // En la nueva Europa del euro, el impuesto sobre la renta de un profesor de Vigo garantiza que un banco alemán cobre lo que le prestó a Grecia y el IVA que paga un holandés al tomar una cerveza en Scheveningen acaba tapando un gigantesco agujero de ladrillo en Bankia. Con la excusa de la moneda única, han bastado poco más de dos años para convertir las inversiones de riesgo de la banca de toda Europa en deudas de las que tienen que responder a escote los ciudadanos del Viejo Continente.
Es mucho más que socializar pérdidas, mucho más que los cientos de miles de millones que los gobiernos europeos inyectaron a sus bancos tras el estallido de las subprime y la caída de Lehman Es la trampa de un fondo común de gigantescas dimensiones al que aportan más dinero que nadie ciudadanos alemanes y franceses como recuerda Ángela Merkel para apuntalar su doctrina de recorte y castigo, pero que ha ido en gran parte a bancos de Alemania y Francia. Los que regaron de euros la periferia cuando el negocio era hinchar burbujas.
100.000 milllones
En este juego de trileros, en el que el dinero siempre acaba debajo de la nuez de la banca, los españoles han visto cómo dos gobiernos que se dicen de signos políticos contrarios aportaban en efectivo o comprometían en forma de avales más de 100.000 millones de euros de las arcas públicas. Todo para garantizar que bancos de otros países cobren lo que les debían Grecia, Irlanda, Portugal y España (1,6 billones entre deuda pública y privada en 2010). Ahora, España pide ayuda para su propio sistema financiero. ¿Cuánto? Hasta 100.000 millones de euros.
La coincidencia entre lo comido y lo que puede acabar servido lleva, como poco, a pensar que, si tiene capacidad para rescatar a otros, España podría haber rescatado a su banca. Incluso si fuese cierto ese catastrofismo que quiere dar a entender que solo salvando a los bancos se evitará que el humano acabe yendo al trabajo en liana, se podrían haber limpiado las entidades de casa antes. Haber intervenido cuando el mercado no le exigía un 7% al bono español, cuando los intereses de la deuda (que acaban de nuevo en la banca) no habían alcanzado un coste anual de 28.876 millones (más de lo que se destina en presupuestos a desempleo), cuando el país no se encaminaba a los seis millones de parados.
Eso quizás habría hecho menos drástico el cierre del grifo del crédito, mitigado el hundimiento de la economía y los ingresos fiscales, no se habría desbocado el déficit… Se habrían diluido buena parte de los argumentos para imponer una austeridad que no solo ataca los innegables excesos cometidos con dinero público durante años sino que va directa a los derechos sociales y ha llevado a este país a su segunda recesión del siglo.
Los intereses de la deuda española suponen ya 29.000 millones al año.
La constitución da ahora prioridad al pago de la deuda españa prestó a grecia lo mismo que recortará en saludy educación.
A Bismarck, el Canciller de Hierro, que para calmar las calles se inventó hace 130 años el fondo común con dinero público para proteger a los trabajadores en caso de desempleo, vejez o enfermedad, le costaría creer lo fácil que está resultando dar marcha atrás.
En 2009, España captó del mercado 225.000 millones con los que financió la diferencia entre ingresos y gastos públicos (déficit) y pagó la deuda que vencía ese año. En 2012, se pedirán al mercado 183.000 millones y las dudas de que puedan lograrse han llevado a plantear lo que llaman rescate al país, con la visita trimestral de la troika para imponer condiciones que sufre el resto de rescatados.
“No me gusta nada que se meta dinero público en la banca. Pero llegados a la situación que se llegó con la burbuja, se podrían haber inyectado esos 100.000 millones en 2009”, comenta José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra. “Se lo dije entonces a (José Manuel) Campa (secretario de Estado de Economía con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero), que había que hacer cuanto antes una reforma radical, inyectar capital y liquidar entidades no sostenibles. Se podía haber liquidado Caixa Laietana, Bancaja y lo que se hizo fue meterlas a todas, junto a Caja Madrid, bajo el paraguas de Bankia, convirtiéndola en una entidad sistémica”. El rescate estaba sembrado. “Antespensabaconingenuidad que detrás del retraso estaba la idea de que la crisis pasaría”, confiesa García Montalvo. “Ahora ya no”. Y califica de absurdo que países con las primas disparadas como España aporten a los rescates de otros. “Por cada punto porcentual que sube la prima, a este país se le encarece la financiación en 12.400 millones”. Más dinero para la banca.
Burbuja infinita
El llamado rescate de países ha permitido a la banca crear otra burbuja en tiempo récord. La incertidumbre disparó la rentabilidad exigida a la deuda pública, lo que ha dejado a la banca sacar jugosas rentabilidades de títulos comprados con dinero que le presta el Banco Central Europeo (BCE) al 1%. Para esos préstamos, el BCE admite como garantía deuda, incluida griega o portuguesa, permitiendo a la banca además soltar lastre. García Montalvo critica que la carga de la deuda además “se la va a llevar el BCE y los países”, en lugar de la banca.
Los tipos exigidos, más cercanos a una tarjeta de crédito que de las exigencias a deudas respaldadas por los impuestos de todos los europeos,llevaron a que Grecia, lejos de reducir su deuda la haya seguido incrementando (el último rescate plantea que se sitúe en el 120% del PIB en 2020 cuando el primero preveía que esa cifra se alcanzase en 2014). Finalmente la banca ha tenido que aceptar perder 107.000 millones de la deuda pendiente con Grecia. A cambio, ahora los bancos están los primeros para cobrar y son los países los que están en primera línea para responder de la deuda griega, que sigue siendo inasumible dada la depresión en la que se ha sumido al país. “Los países tienen cada vez menor capacidad de pago”, comenta José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. “Es una patada hacia adelante para ganar tiempo” pero “no vale de nada anestesiar si al final no se opera”.
Aportación española
En el primer rescate griego, que se inició con aportaciones en efectivo de los países europeos en forma de préstamos bilaterales a Grecia, a España le correspondió aportar 9.790 millones, el equivalente al tijeretazo que se está dando ahora a la sanidad y la educación públicas. Por el momento, ya se han desembolsado 6.450 millones. Junto a aquella solución de emergencia, se creó un fondo que captaría capital emitiendo sus propios títulos pero del que respondían mediante avales de nuevo los países.
España aporta un máximo de 92.544 millones de euros para respaldar ese fondo, llamado Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF). No es dinero desembolsado pero sí comprometido. Cada vez que el FEEF emite, la deuda española se incrementa en proporción a su participación en los avales. Si los avales españoles hubiesen ido a respaldar el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), el fondo español para salvar bancos de este país, quizás el Gobierno, ahora que la banca se tambalea, no habría tenido que aportar in extremis avales para el Frob por 66.000 millones, colándolos a última hora en los Presupuestos de 2012.
Gracias al colchón europeo común, que por su tamaño permite a los bancos arriesgar sin preocuparse, se ha rescatado a la banca de Irlanda, salvada a pachas de la locura de haber alcanzado un tamaño ocho veces la riqueza que genera el país en un año (PIB) a lomos de otra burbuja inmobiliaria.
Y se ha rescatado a Portugal, rescate que benefició esta vez sobre todo a la banca española, la más expuesta a la deuda portuguesa, seguida de Alemania y Francia.
Bancos franceses y alemanes son de nuevo los más expuestos en España. Según la información del Banco Internacional de Pagos de Basilea
(BIS), a cierre de 2011, España debía a bancos internacionales (incluyendo la deuda pública y privada, bancaria y no bancaria) 740.517 millones de euros. El 35% estaba en manos de franceses y alemanes.
Ahora el agujero bancario español pasará a ser deuda pública. Por si quedan dudas de que la jugada lleva mucho tiempo diseñada, la Constitución dice que el pago de la deuda pública “gozará de prioridad absoluta”. No hay pensión, escuela ni hospital que se pueda colocar ya por delante del pago a la banca. Así lo pactaron PP y PSOE el año pasado demostrando lo fácil que es cambiar con carácter de urgencia la Carta Magna.
Rescatar ya rescatado
Suma y sigue. A pesar de ser ahora la rescatada, es muy probable que España siga aportando al fondo para el rescate de otros, al contrario de lo ocurrido con Grecia, Irlanda y Portugal. Ahora entra en vigor el fondo de rescate permanente, el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE) llamado a sustituir al FEEF (que se creó con carácter temporal), que emitirá también deuda propia para financiarse pero que estará esta vez respaldada con 80.000 millones dotados en los presupuestos nacionales. A España le corresponde aportar más de 10.000 millones salvo que el rescate la saque de la obligación, algo a lo que se niega rotundamente Ángela Merkel porque dispararía la aportación de los alemanes a más del 33% del total.
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Son todo una serie de maniobras planificadas y combinadas destinadas a socavar la respuesta del Estado para llevar los intereses de la deuda a límites de beneficio máximo privado-máximo esfuerzo estatal. Bien entendido que ese esfuerzo estatal es sostenido mayoritariamente por las clases menos favorecidas mediante impuestos indirectos, rentas del trabajo y precarización laboral y social, en lugar de serlo por los sectores que se benefician de ello. Es un trasvase de riqueza, pues, de abajo a arriba, del Sur al Norte.
Es un fraude deliberado y meticulosamente planeado que comenzó al desmantelar los Bancos Centrales de los países de la Unión Monetaria en nombre de una abstracta, inconcreta y demagógica idea de unión europea, para hacerlos rehenes de intereses financieros supranacionales, es decir, poner a países enteros al servicio del engrosamiento de la usura. Los políticos que las impulsaron, prevaricadores transfronterizos. Un verdadero crimen de Estado colectivo.
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65.000 millones es la estimaciòn del agujero de la banca.Ya estàn pagados! Ahora, PPdimos 100.000 para pagar los intereses de la deuda a los diversos esPPculadores multinacionales y volver a inyectar pasta con el resto a los vampiros del sistema y asi vovler a empezar.Esta es la simple teoria del buqle infinito de la recapitalizaciòn de los intereses privados a costa del ‘demonio publico’…Esto tiene cada vez peor aspecto camaradas….