Política

El desastre del ladrillo da alas a los verdes

Aunque aún no logran impactar a nivel estatal, los partidos ecologistas están creciendo en los ayuntamientos.

MADRID // En un momento en el que millones de españoles se desgañitan en las calles exigiendo un cambio de modelo económico tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, el ecologismo intenta abrirse un hueco en la escena política. Los partidos verdes quieren presentar una alternativa a la economía del ladrillo, mientras que sus detractores les acusan de limitarse a poner parches a los excesos del propio sistema.

Mientras en muchos países europeos los partidos verdes ya se han consolidado e incluso forman parte del Gobierno, en España aún no juegan un gran papel a nivel estatal, aunque son cada vez más fuertes en los ayuntamientos.

Más del 65% de los españoles preguntados por el Centro de Investigaciones Sociológicas en una encuesta de 2010 reconocieron estar “bastante o muy preocupados” por el medio ambiente. El dato choca contra los resultados electorales de las pasadas elecciones generales, cuando los partidos políticos ecologistas no encontraton un respaldo masivo de los votantes. De hecho, Equo, que aglutina por primera vez a casi 40 partidos verdes, consiguió en sus primeros comicios (las generales) el 1,39% de los votos de los cuales el 0,51% provenía de la coalición valenciana con Compromís.

“El problema es que se ha apartado el discurso verde hacia la esquina y se le ha restado valor vinculándolo a la única defensa del oso panda”, lamenta Juan López de Uralde. El líder de Equo apunta hacia intereses políticos y empresariales, más la ley electoral, como algunos de los problemas que han perjudicado a la formación. La limitación de medios dificulta que Equo sea conocido por la mayoría de los votantes. “En Madrid, el día de las elecciones el grado de conocimiento de Equo no llegaba al 20%”, comenta Uralde. En la misma línea, el investigador y activista Florent Marcellesi considera que con el nacimiento del partido “se ha cerrado un ciclo nefasto de 20 años de ecologia en España, caracterizado por la división y la falta de liderazgo”.

Además, el ecologismo arrastra un problema de discurso, que parece que no convence. El sociólogo Jorge Riechman reconoce que no existe una translación inmediata de la preocupación ecologista social al plano de la vida política representante. “Yo lo llamo sensación de hartazgo de lo que no se ha comido. Es un fenómeno generalizado que acaba haciendo del discurso verde simple márketing vacío”, explica.

Como reconoce Uralde, a Equo le llegan críticas de todas partes: “Nos acusan de izquierdistas radicales y de no ser de izquierdas”. En este sentido, para el politólogo Juan Carlos Monedero se han equivocado desde el inicio. “Equo ha hecho una lectura errónea de la situación actual que le ha llevado a creer que había que modificar el capitalismo en vez de proponer un nuevo paradigma”. Para Monedero, tras las generales, el partido se ha convertido en “una ventana electoral cerrada por falta de coherencia”.

El éxito a pequeña escala
Pero cuando la ecuación une ecologismo y política local el resultado es diferente. Como explica Monedero, “si la consecuencia de los excesos tiene efecto visible e inmediato, la gente sale de su burbuja”. Problemas mediambientales concretos -como los olores de la depuradora de Bilbao, las macroconstrucciones de Valdevaqueros (Cádiz) o Marina de Cope (Murcia)-, incentivan al votante a creer en una alternativa verde como solución inmediata. Esta vinculación es más evidente en zonas como en la Comunidad Valenciana, donde a parte del éxito cosechado por Compromís, otros partidos verdes registraron en las últimas municipales un incremento de 7 a 20 concejales. Esta zona especialmente castigada por el pelotazo urbanístico reúne a los dos únicos alcaldes verdes de España de grandes municipios, y ambos en la provincia de Alicante: Villena (35.000 habitantes) y Orihuela (86.000).

Desde mayo de 2011, Francisco Javier Esquembre (Los Verdes de Villena) es el alcalde del municipio alicantino en coalición con el PSOE y el grupo local Centro Democrático, tras el castigo en las urnas de los vecinos al PP. “El camino verde es a largo plazo: veinticinco años de dedicación han generado una alcaldía”, comenta. Esquembre explica que se ha invertido el primer año de legislatura en lo que él llama la normalización democrática: “Los cuatro últimos años fueron tiempos de crispación y división en los que no se pudo hacer nada”. El alcalde explica que trabajar por una democracia participativa es tan importante como crear políticas verdes. “Vamos a superar el esquema clásico del sol y el girasol”, sentencia.

Esquembre denuncia que ser un partido pequeño gobernando en coalición “ralentiza” la propia política y dificulta la consecución de objetivos. Queja a la que se apunta Elena García, una de los únicos cuatro ediles verdes de Cantabria que, bajo el sello Castroverde, componen parte de la oposición de Castrourdiales. “No nos quieren escuchar porque el apellido verde parece que suena pasado de moda”. Elena lamenta que sus propuestas se estrellen sistemáticamente frente al argumento “no hay dinero”. Sobre la mesa han puesto un plan de crecimiento sostenible que para limitar los efectos de “un crecimiento desmesurado en poco tiempo” que ha vivido Castrourdiales. Reconoce que, pese a las dificultades, celebra estar en la oposición, pues “parece que hemos olvidado que una muy buena forma de contribuir a la política es vigilando”.

No sólo partidos verdes tradicionales ofrecen una alternativa ecológica a la situación política actual. Iniciativa Ciudadana por la Vera se ha convertido en la piedra en el zapato del Ayuntamiento del extremeño municipio de Villanueva de la Vera (2.100 habitantes). Esta agrupación vecinal se quedó en sus primeras elecciones (mayo de 2011) a tan sólo 8 votos del tercer concejal, lo que hubiese convertido en la llave de gobierno. Combinan la participación ciudadana, el asamblearismo y el ecologismo, con medidas innovadoras como la firma de sus dos representates en el consistorio de un documento por el cual se comprometen con la asamblea a no volver a presentarse en las próximas elecciones y a renunciar a su cargo si así se decide.

“Somos simples altavoces del pueblo; hemos de evitar la profesionalización”, explica Alain Chabrier, uno de los dos concejales. La transparencia y la participación son la lucha diaria de Iniciativa, aunque como reconoce Alain, “es difícil que tu propuesta llegue a algo cuando en los plenos no pueden ni preguntar los vecinos”. A pesar de todo, la agrupación no se rinde: “Creemos en que el que hay de puede gestionar de forma sostenible y lo vamos a demostrar en el presupuesto participativo que hemos preparado”. Cada vez que organizan un autobus hacia Madrid que recoge gente de toda la zona de la Vera con motivo de alguna manifestación del 15-M y gritan “Sí, se puede” lo hacen con el convencimiento de que ellos lo están haciendo.

Dos grandes excepciones verdes
Iniciativa per Catalunya-Els Verds y Compromís representan el éxito de los partidos verdes a nivel autonómico. Ambas coaliciones, con 398 y 345 concejales respectivamente, hacen gala de combinar el respeto y la defensa del medio ambiente con una oposición incisiva y muy crítica con el gobierno autonómico. La vinculación de ICV con el partido comunista o el regionalismo valenciano son otras de las motivaciones de los votantes de estos partidos verdes. El partido catalán aportó un diputado al Partido Verde Europeo en 2004 y 2009. Esta adhesión imposibilitó a Equo presentarse en Catalunya, pues los verdes europeos no permiten que dos partidos similares compitan en un mismo territorio.

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Comentarios
  1. El Sr. Monedero se despacha agusto afirmando que EQUO no aporta soluciones al actual modelo económico: productivista y capitalista.
    Solo falta echar una mirada a los documentos de EQUO para ver que eso no es así. Con esta afirmación el Sr. Monedero se permite cerrarnos la ventanilla electoral. ¿ Será tal vez que piensa que con los que ya están dentro ya es suficiente? Si fuera así EQUO no habria aparecido.

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