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“En México existe una guerra no convencional”
El reconocido periodista José Gil Olmos, reportero de 'Proceso', reflexiona en esta entrevista sobre el estado: desde el flujo que genera el crimen organizado hasta la reacción de los mexicanos a la victoria de Trump.
José Gil Olmos, reconocido periodista mexicano que lleva más de veinte años cubriendo a pie de calle movimientos sociales, guerrilla y narcotráfico en México, acaba de publicar Batallas de Michoacán. Autodefensas, el proyecto colombiano de Peña Nieto, donde investiga cómo, en dos décadas, los campesinos que sobrevivían plantando marihuana se convirtieron en los grandes empresarios del crimen organizado y en cogobierno. Gil Olmos es reportero de Proceso, revista de referencia política en México, y estos días está en Barcelona para participar en las jornadas Frontera Sur, que organiza la Taula per Mèxic. Hablamos con él de la construcción y el funcionamiento de un narcoestado, la situación política y las alternativas a un estado fallido que surgen desde las organizaciones sociales.
DEL NARCOTRÁFICO AL NARCOESTADO
¿Porqué decides centrar la investigación de tu último libro en Michoacán?
Porque la evolución del crimen organizado en Michoacán es paradigmática de lo ocurrido en el resto del país. Además, el puerto Lázaro Cárdenas de Michoacán es uno de los más importantes para el negocio del narco internacional: entran las metanfetaminas desde China y salen la marihuana, la heroína y las drogas sintéticas hacia Estados Unidos. Desde ahí se controla la producción en México de marihuana y amapola, de la que se obtiene la goma de opio con que se produce la heroína.
Hace cincuenta años, en Michoacán, como mucho, encontrábamos campesinos que cultivaban marihuana para sobrevivir. ¿Cómo ha sido su transformación de narcotraficantes a crimen organizado?
El campesino michoacano que vivía en la pobreza vio en la marihuana una fuente de ingresos alterna para ayudar a la familia. Después, descubrió el cultivo de la amapola y poco a poco fue a evolucionando, como evolucionó también el mercado de la droga en México. Hasta los años noventa, los mexicanos recibían dinero de los colombianos por el paso de la cocaína de Colombia a Estados Unidos. Pero en esa década, el cobro se empezó a realizar en cocaína. De este modo, los mexicanos comercializaron cocaína en Estados Unidos pero también introdujeron y controlaron el consumo en México. Hoy, el control del mercado de consumo en las principales ciudades de Estados Unidos ya no está en manos colombianas, sino mexicanas.
Y el campesino michoacano que empezó en el negocio para salir de la pobreza se convirtió en un gran empresario.
Así es, en mi opinión, el campesino michoacano es quien mejor ha entendido las leyes del neoliberalismo, porque tiene un control absoluto de la producción, no tiene fronteras y ha sido capaz de crear una red internacional con socios en 47 países, entre ellos España. Estamos hablando de una empresa transnacional con 17 divisiones, que incluyen tráfico de drogas, personas, autos, armas, minerales, ropa, música y películas.
¿En qué se invierten las ganancias y cuánto aporta el crimen organizado a la economía en México?
Gran parte de la ganancia del crimen organizado en México se invierte en los bancos y el sistema financiero internacional a través de paraísos fiscales en Europa, Bahamas y Estados Unidos. En cuanto al aporte a la economía mexicana, hay datos extraoficiales de que el narcotráfico supone entre el 10% y el 17% del PIB. En Michoacán, el cártel de Los Caballeros Templarios manejó en un año entre 7.000 y 10.000 millones de dólares.
¿Cómo se expande el crimen organizado?
A través de estrategias de terror: extorsiones, secuestros, violaciones, ejecuciones, descabezamientos, disoluciones en ácido. Secuestran a personas con perfiles especializados como técnicos de informática, contadores públicos o médicos y los obligan a trabajar para la organización. También secuestran a campesinos y los obligan a trabajar como esclavos en los campos de amapolas. Cuando ya no los necesitan, los desaparecen. Últimamente, están descubriendo fosas comunes en todos lados. En Coahuila encontraron restos de más de mil personas.
Y el último peldaño está en pasar de la empresa de crimen organizado al co-gobierno o narcoestado.
En 2011, el cártel La Familia Michoacana financió al candidato priista a gobernador de Michoacán Fausto Vallejo, a cambio del control del territorio. Con la victoria de Vallejo, el cártel eligió a gobiernos locales, funcionarios de obras, policía local, manejó el cobro de impuestos y la producción de aguacate. Se calcula que llegó a controlar el 70% del territorio michoacano.
¿Se conocen más casos de fusión del narco con la política?
Los casos más evidentes han sido en Guerrero, donde el que era gobernador, Ángel Aguirre, primo del jefe del cártel de Acapulco, recibió millones de pesos para que fuera gobernador. También el presidente municipal de Iguala, donde desaparecieron los 43 estudiantes, era parte de un grupo de crimen organizado.
¿Y estos ejemplos podrían ser representativos del país?
Mi teoría es que en el año 2000, cuando se rompe la hegemonía de setenta-y-un años de gobierno del PRI, no sólo no se produce la transición a la democracia que se esperaba, sino que se empiezan a generar vacíos de poder que fueron ocupando otros grupos: las grandes televisoras, por un lado, que fueron capaces de crear a un presidente como Peña Nieto, y el crimen organizado, por el otro, capaz de incidir en las decisiones de Estado.
¿Cómo se diseminan estos grupos de poder?
Michoacán y Jalisco están controlados por el cártel de Jalisco Nueva Generación, Veracruz por Los Zetas, Sinaloa por el cártel de Sinaloa, Tamaulipas por el cártel del Golfo y Los Zetas. ¿Y sabes qué hace el gobierno? Nada.
LAS AUTODEFENSAS
Precisamente, en el estado de Guerrero, ante la necesidad de la población de defenderse, se crearon las policías comunitarias. En 2013, también aparecieron un grupo de hombres y mujeres armados que desafiaban al narco, eran las autodefensas en Michoacán. ¿Cómo se forman estos grupos?
Son fruto del hartazgo social frente a la incapacidad del estado mexicano de garantizar la seguridad. La policía comunitaria es una evolución del zapatismo. Las autodefensas en Michoacán se convierten en el grupo mejor organizado, con más de 10.000 personas y armas de alto voltaje.
¿Quién estaba detrás de las autodefensas?
El gobierno federal se dio cuenta de que los mejores candidatos para acabar con el crimen organizado en Michoacán eran los propios michoacanos. Ellos conocían perfectamente a los jefes de los cárteles, por donde se movían. Por eso, aunque surgieron de forma espontánea, el gobierno las auspició.
¿La financiación de las autodefensas en Michoacán provenía del gobierno federal, con el fin de recuperar la hegemonía en la zona?
Sí, hasta el punto de que fue el ejército quien les entregó las armas. En noviembre de 2012, Óscar Naranjo, general colombiano y asesor del presidente Peña Nieto en cuestiones de Seguridad Nacional, se reunía en Michoacán con los futuros jefes de las autodefensas para organizarlos y protegerlos. El general Naranjo fue el creador de las autodefensas en Colombia para eliminar a Pablo Escobar. Una vez las autodefensas cumplieron su objetivo, acabar con el cártel de Michoacán, el gobierno las disolvió y pactó una pax mafiosa con el cártel de Jalisco Nueva Generación, el cártel más poderoso ahora en México.
¿Por qué el gobierno de México arrebató el poder al cártel de Michoacán para entregárselo al cártel de Jalisco?
El cártel michoacano era una amenaza para el gobierno. Había alcanzado tal base social, armas y territorio que habría sido capaz de levantarse como grupo insurgente y hacer frente al estado mexicano. Entregando la hegemonía al cártel de Jalisco, el gobierno mexicano trataba de asegurarse la gobernabilidad del país.
UNA GUERRA NO CONVENCIONAL
¿México está en guerra?
De 2006 hasta la fecha, hay un cifra extraoficial de más de 200.000 muertos y 350.000 desplazamientos forzados. En México existe una guerra no convencional de soldados, ejércitos y marinos contra multitud de grupos de crimen organizado en todo el país. Pero además todas las representaciones del gobierno federal están corrompidas. El expresidente de México Miguel de la Madrid decía que la corrupción era el aceite que hacía funcionar la maquinaria del país.
México se ha convertido en el país más peligroso del mundo para los periodistas. ¿Cuáles son los desafíos para los que ejercéis el periodismo en el país?
Ningún medio en México está preparado ante esta situación. No hay ninguna protección para los periodistas, no hay protocolo que alcance a protegernos. Intentamos mantener un perfil bajo, no llamar la atención. Hay zonas donde los periodistas se autocensuran para proteger la propia vida y la de la familia. El investigador Rogelio Flores analizó el estrés postraumático de los reporteros que cubrimos violencia en México: tenemos el estrés postraumático de corresponsales de guerra.
LA VICTORIA DE DONALD TRUMP
Paralelamente, la victoria de Donald Trump ha supuesto un shock para la sociedad mexicana. En Estados Unidos hay 21 millones de mexicanos. Como candidato, Trump prometió deportar a 11 millones de mexicanos, construir un muro, controlar el envío de remesas y revisar el tratado NAFTA. ¿Qué escenario se plantea para México tras su victoria?
Es la primera vez que los mexicanos vivimos con tanta intensidad una elección de presidente de EEUU. Auguro un reacción nacionalista mexicana, pues hay mucha rabia y preocupación a que la sociedad estadounidense haya elegido a este presidente. Sin embargo, también hay una necesidad de calma. Hay que ver qué es lo que realmente podrá hacer como presidente. ¿Deportar a 11 millones de mexicanos? ¿quiénes van a hacer ese trabajo a ese salario?
¿Los mexicanos van a dejar de emigrar a Estados Unidos?
No, siempre hay formas de llegar, va a haber formas. Aún cuando ponen un muro, salen poros.
ALTERNATIVAS
Ante un estado fallido que no alcanza a dar respuesta a las necesidades de la población ¿la autogestión comunitaria podría ser la alternativa al sistema de partidos?
La única alternativa que yo he estado observando es la organización social. El pueblo de Cheran recuperó la tierra al narco y se está autogobernando por asamblea, sin partidos, desde 2011. En Guerrero, el pueblo creó la policía comunitaria y en Michoacán, las autodefensas. En Chiapas, desde 1994 los zapatistas se autogobiernan. Y el Estado cierra los ojos, porque no llega. Estos pueblos son un ejemplo para otros y en mi opinión las iniciativas seguirán creciendo. El otro camino, claro, es la legalización de las drogas, pero nadie parece estar por la labor.
Cubriste el levantamiento zapatista y desde entonces has ido siguiendo muy de cerca su evolución. Para las elecciones presidenciales de 2018, el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) ha anunciado que va a presentar una candidata indígena junto con el Congreso Nacional Indígena. ¿Cómo valoras este paso? A priori, resulta paradójico, teniendo en cuenta que el EZLN siempre se había mostrado contrario a tomar el poder.
El EZLN siempre ha tenido estrategias muy inteligentes. Mi interpretación es que lanzan una candidata indígena que no va a buscar el reconocimiento de la institución electoral, pero que sí va a hacer campaña. De nuevo, en 2017 y 2018 los zapatistas van a salir por todo el país, van a posicionar el tema indígena y se van a fortalecer. Creo que su candidata va a ser la figura más interesante en las próximas elecciones y nos va a sorprender con un discurso de vanguardia.
¿El EZ podría ser el engranaje necesario para un movimiento transversal de cambio, desde abajo?
Sí, frente a la gran crisis política, existe la necesidad de una candidata independiente, de representación social. Los zapatistas llevan años abriendo brecha poco a poco, creciendo hacia adentro, y ahora tienen la oportunidad de crear una organización social fuerte.
Da la impresión de que es en las áreas rurales donde los movimientos contestatarios son más potentes.
Es paradójico, es en las zonas donde hay más riesgo, como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán o Veracruz, donde crecen las organizaciones sociales más fuertes. El norte es menos indígena y tiene más cultura gringa: hay menos sentimiento de pertenencia a la tierra. Las indígenas cuentan con las organizaciones sociales más fuertes en México.