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La ultraderecha se moviliza contra la ilegalización de un partido neonazi alemán

El partido neofascista español Democracia Nacional, implicado en el asalto a Blanquerna y en amenazas a periodistas, ha convocado un acto de rechazo a la prohibición constitucional del principal partido neonazi de Europa por vinculaciones con una banda armada

Frank Franz, president del partit neonazi NPD

La ultraderecha española se moviliza en solidaridad con la formación neonazi Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), que el próximo martes, 1 de marzo, afronta un proceso de ilegalización en el Tribunal Constitucional de Karlsruhe. El partido neofascista Democracia Nacional (DN), que se declara el homólogo español del NPD, ha convocado por Facebook a sus bases ante la embajada de Alemania en Madrid el sábado 27 de febrero a las 18:00 horas para protestar contra el proceso de ilegalización del partido neonazi germánico.

Democracia Nacional: una historia de violencia

DN es un partido de ultraderecha fundado en 1995 fruto de la unión de diversos colectivos fascistas españoles. DN fue uno de los partidos implicados en el asalto durante la celebración de la Diada Nacional de Catalunya en el año 2013 en el Centro Cultural Blanquerna, sede de la Generalitat en Madrid, por la cual su vicepresidente, Pedro Chaparro, y una dirigente, Paula Mijares, fueron condenados a seis meses de prisión. Además, DN está involucrada en las amenazas anónimas y públicas al fotoperiodista Jordi Borràs, como la del pasado 12 de octubre en el acto público de Montjuïc, donde Chaparro, originario de Alcalá de Henares, y Jorge del Valle, alias El Vasco, miembro del servicio de orden de DN y, en diversas ocasiones, guardaespañdas de Chaparro, han sido imputados.

Inicialmente inspirado en el Front Nacional francés de Jean-Marie Le Pen, ha centrado su actuación durante los últimos años en campañas españolistas y antiinmigración. La formación se ha integrado en los círculos ultras europeos y sobre todo con el partido neonazi alemán NPD. De hecho, el responsable de relaciones internacionales de DN, Gonzalo Martín, ha participado en más de una ocasión en actos del NPD, y en otras manifestaciones a favor del NPD en Madrid, como una del año 2014. DN también tiene relaciones con la italiana Forza Nuova y el polaco Movimiento Nacional (RN), una formación falangista que duante las últimas elecciones parlamentarias cooperó con el partido populista y ultranacionalista Moviment Kukiz, hecho que supuso que una decena de fascistas de RN consiguieran el acta de diputados.

El asesinato por apuñalamiento de Carlos Palomino, vecino de Vallecas de 16 años, en la estación de metro madrileña de Legazpi, dentro del vagón en el año 2007, es uno de los hechos más graves que han salpicado las siglas de DN. El crimen fue perpetrado po rel soldado del ejército de tierra Josué Estébanez, que entonces tenía 23 años y actualmente sigue preso por el crimen. Vestido con una sudadera e la marca Three Stroke, considerada simbología neonazi, Estébanez se dirigía a una manifestación contra la inmigración convocada en el barrio de Usera por DN -que lidera Manuel Canduela, antiguo cantane de la banda de RAC División 250. Palomino también iba allí, pero para manifestarse en contra junto a sus compañeros.

El largo e incierto proceso de ilegalización del NPD

Karlsruhe,sede del tribunal, será el escenario este marzo de las deliberaciones jurídicas de la prohibición del partido ultra, que llegan después de las peticiones de inconstitucionalidad del partido en el Artículo 21 realizadas por el Senado, en el año 2012, y el gobierno de Angela Merkel, el 2013. El descubrimiento el noviembre de 2011 de la célula terrorista neonazi Clandestinitat Nacionalsocialista (NSU), precipitó el proceso de ilegalización del NPD después de revelarse sus vínculos, logísticos, con el NSU. En concreto a través de Ralf Wohlleben, miembro y dirigente del NPD, colaborador del NSU y la persona que proporcionó el arma de los crímenes al pelotón neonazi. El NSU que tenía la sede en Zwickau, es responsable de una decena de asesinatos cometidos en diferentes ciudades alemanas entre el 2000 y el 2007 de ocho personas de ascendencia turca, una de griega y de una agente de policía, de dos atentados con bombas en Colonia y de uno en Nuremberg, de atracos a bancos, de fabricación de explosivos y de apología del nazismo. Más allá de las suspechas de pasividad y de inoperancia de la policía, ha quedado al descubierto que el NSU también tenía confidentes en las agencias de espionaje estatal y que existía connivencia entre la célula neonazi y la división de inteligencia del Estado de Turingia.

Los precedentes

El año 2001, el gobierno de Gerhard Schröder solicitó la prohibición del NPD, pero una resolución del año 2003 del Tribunal Constitucional lo rechazó con el argumento de que, se si ilegalizaba el NPD, se ponía en peligro la red de agentes infiltrados en el partido. El tribunal también consideró entonces que la abundancia de topos de los servicios de espionaje en las filas del NPD impedía determinar si las actividades ilegales demostradas por la acusación eran espontáneas o se debían a la influencia en el partido de las personas pagadas por el Estado. Sin embargo, el nuevo proceso de prohibición que se inicia ahora, se ha caracterizado por el hecho de que los servicios de espionaje, a lo largo de este año, han retirado muchos de sus infiltrados en el partido.

En Alemania no se ha llevado a cambo una ilegalización de un partido político «que actúe contra los fundamentos del orden constitucional», desde el año 1956. Solamente han prosperado dos procesos de ilegalización. El primero, en el año 1952 contra el Partido Socialista del Reich (SRP) d’Otto Ernst Remer -el partit successor del partido nazi y con fuertes vínculos con el Movimiento por la Unión del fascista británico Oswald Mosley. El segundo, contra el Partido Comunista de Alemania (KPD) en 1956 en Alemania del Oeste.

Las caras del NPD

El NPD fue fundado en el año 1964 en Hannover, como reagrupacmiento entre todas las formaciones políticas nacionalsocialistas y nacionalpatriotas existentes en la épica en la Alemania Oriental y los antiguos sectores del SRP. Desde 2009, el otro gran partido de extrema drerecha amemán, la Unión del Pueblo Alemán (DVU), del magnate de Baviera Gerhard Frey, forma parte del NPD, después de un largo proceso de colaboraciones y fusiones. El actual líder es Frank Franz, tiene una militancia de 6.000 personas afiliadas y tiene presencia de representantes electos, actualmente, en el parlamento de Mecklemburg-Pomerania Occidental. El NPD tiene un eurodiputado y 260 regidores locales, la mayoría en el land de Saxonia (101), Turingia (63), Mecklemburg-Pomerania Occidental (53), Brandenburg y Saxonia-Anhalt, unos Estados federados que en su día pertenecieron a la Alemania Oriental.

El NPD es un partido neonazi, racista, nacionalista völkisch, antisemita, islamófobo, antiestranjeros, revisionista y que ampara a los grupos violentos neonazis. Recientemente centenares de militantes y simpatizantes del NPD han participado en las marchas islamófobas de pegida y algunos han estado involucrados en acciones violentas contra albergues para refugiados. La formación política ha sido condenada por un juzgado del contencioso-administrativo a pagar más de un millón de euros por prácticas irregulares de doble contabilidad en sus finanzas.

Como ha explicado la Directa en más de una ocasión, el NPD también da cobertura al establecimiento de lo que la militancia neonazi llama «zona nacional liberada» (National befreite Zone), un lugar autogestionado habitado por neonazis y simpatizantes, donde se ha expulsado a la comunidad extranjera y judía y parte del vecindario opositor, y que trabaja en red para establecer el Cuarto Reich. Los principales ejemplos de este fenómeno se encuentran en Berlín, concretamente en el barrio de Schöneweide, donde se concentran hasta diez puntos de infraestructura nacionalsocialista y donde vive el jefe del NPD berlinés, Sebastian Schmidtke; o en el pequeño pueblo de Jamel, en el mar Báltico -donde incluso hay una señal de carreteras apntando y exaltando las principales ciudades del imperio alemán anterior a 1914 y la pequeña ciudad fronteriza austriaca de Braunau am Inn, lugar de nacimiento de Adolf Hitler.

El doble juego del Estado

Como pasó con el primer intento de 2003, «si se ilegaliza el NPD este marzo, se pone en peligro de nuevo la red de agentes infiltrados en el partido y salen al descubierto las relaciones de los aparatos del Estado con el partido», afirma Paul V., sociólogo y activista antifascista de Berlín que se dedica a investigar el movimiento neonazo alemán y que pide que, por protección, no se mencione su apellido completo. «En enero de 2012 había once informadores de la policía y de los servicios secretos en la junta directiva del partido», sostiene Paul V. «Ahora la fiscalía sostiene que la actual junta directiva del NPD está ‘limpia’ del Estado. En definitiva, no hay informadores y por tanto el proceso de ilegalización es más plausible», afirma el sociólogo. «El abogado del NPD, Peter Richter, ha amenazado con decir los nombres y apellidos de los topos en el NPD. Los tiene listados, dice. Si eso tira adelante pondría en peligro obviamente la ilegalización», afirma Paul V.

En el año 2012, la politóloga berlinesa Martina Borowski apuntó a la Directa que «la estrategia de los gobernantes políticos es creer que ilegalizando el partido neonazi se acaba y se combate el neonazismo, que ha sido menospreciado durante décadas». «El Estado ha estado financiando al partido a través de informadores y topos, que han invertido parte del dinero público en el partido y se ha desentendido al mismo tiempo de las actividades clandestinas y violentas de la militancia y las personas simpatizantes», afirmó Borowski. «La ilegalización del NPD peude provocar una radicalización tanto de las bases como de la junta directiva, puede dificultar el monitoreo de sus actividades y puede provocar un crecimiento entre sus bases sociológicas». Según sostenía Borowski, a causa del escándalo del NSU, la táctica de los políticos profesionales es ponerse la medalla ilegalizando el NPD, en cambio, en ningún caso se ha puesto sobre la mesa la reforma, reestructuración o disolución de los servicios de inteligencia, salpicados po rel caso NSU y ejemplo paradigmático de que la ausencia de una desnazificación total en los ámbitos de la policía y la inteligencia después del Tercer Reich -tolerada por los Aliados- ha contribuido a una continuidad institucional en Alemania que, todavía hoy, perdura.

[Reportaje publicado en catalán en la Directa]

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