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Nuevo ataque racista en Alemania: incendian un albergue para refugiados
Los hechos se han producido dos días después del bloqueo de un autocar en Clausnitz. Algunos vecinos llegaron a entorpecer las labores de extinción y celebraron el fuego.
BERLÍN // Un incendio intencionado ha quemado un edificio-albergue destinadoa refugiados en la población sajona de Bautzen, capital de Lusacia, dos días después del bloqueo de un autocar en Clausnitz. Todo el tejado del antiguo hotel Husarenhof, que tenía que acoger a 300 personas refugiadas a principios de marzo, quedó calcinado en la madrugada del domingo. Mientras los bomberos efectuaban los trabajos de extinción del fuego, tres ultras visiblemente alcoholizados celebraron el incendio y llegaron incluso a entorpecer e impedir el trabajo de los bomberos. Dos ellos, de 19 y 20 años, fueron detenidos durante unas horas por la policía.
Pero no fueron los únicos en aplaudir el fuego. Otros vecinos del edificio, como afirma la prensa local, que observaban desde sus balcones, se congratularon también del fuego. «Aquí no queremos ningún centro de acogida de refugiados», decían. En Facebook, otra buena parte del vecindario también dio muestras de alegría por los hechos. De hecho, hace meses que en Bautzen hay movilizaciones ultraderechistas, capitaneadas por el partido neonazi NPD contra los refugiados. En la población de Gräfenhainichen, el albergue de refugiados fue atacado con piedras.
Por otro lado, en la población brandenburguesa de Nauen, donde el pasado agosto un grupo neonazi desconocido atentó contra un albergue para refugiados situado provisionalmente en el pabellón del pueblo con gas y neumáticos hasta dejarlo inutilizado, aparecieron pasquines en los buzones del vecindario llamando a la «absoluta resistencia» contra la «invasión de los extranjeros» y de los «llamados refugiados2. En los pasquines, explica un periódico de Potsdam, se enseña a hacer cócteles molotov, bombas de tubo y explosivos plásticos.
Los hechos de Clausnitz
Una turba de manifestantes racistas bloqueó un autocar con refugiados en el pueblecito sajón de Clausnitz, cerca de la frontera con Chequia. Los hechos ocurrieron el jueves 18 de febrero por la noche, cuando cerca de 100 personas coreando el lema anticomunista de 1989 «Nosotros somos el pueblo» -reactivado durante las marchas de Pegida-. e impidieron la llegada de un autocar con familias refugiadas que se mudaban en un centro de acogida localizado en un edificio de Clausnitz.
Tres coches bloquearon la entrada del centro, mientras el vecindario, que se reunía asediando el autocar e intimidando a los niños, gritaba arengas contra los refugiados y los musulmanes. La policía, con treinta efectivos, permaneció pasiva. Un vídeo realizado por uno de los manifestantes muestra el recibimiento orquestado por los ultras. Este fue colgado en una página racista de Facebook, «Döbeln wehrt sich» (Döblen se defiende), con el comentario «Clausnitz nos muestra cuál es el camino». Posteriormente, la página fue cancelada. Días antes, en el pueblo del lado, Döblen, aparecieron pintadas varias esvásticas en las paredes del centro de refugiados.
El bloqueo duró más de dos horas. Posteriormente, los refugiados pudieron bajar del autocar y entrar al edificio que les aloja, no sin tener que escuchar gritos y gruñidos en alemán de la turba concentrada. Algunos, asustados y atemorizados, entre ellos niños llorando, se quedaron en el autocar y la policía, como se ha podido observar en un segundo vídeo en Internet, se los llevó por la fuerza y a empujones, agresivamente, mientras la turba aplaudía y gritaba cómo si fuera un gol.
Según informaciones del canal de televisión público ZDF, el responsable del centro de acogida para refugiados de Clausnitz, Thomas Hetze, es miembro del partido ultraderechista y neoliberal Alternativa por Alemania (AfD) y era una de las pocas personas del pueblo que sabía de la llegada concreta del autocar. Hetze participó, en noviembre de 2015, como orador en una
manifestación contra el derecho de asilo en Freiberg ante un millar de personas.
De Heidenau a Clausnitz
La oleada racista tiene diferentes caras: pintadas difamatorias, esvásticas, ataques con cócteles molotov, agitación del odio en Internet o concentraciones ante los albergues. Decenas de
poblaciones han sido golpeadas durante todo el año por la violencia racista. Sajonia es uno de los principales epicentros del clima de pogromo personificado en Pegida. En Heidenau, un pueblo al extrarradio de Dresde, una turba racista sembró el pánico en un intento de pogromo durante tres días.
Los hechos sucedieron en agosto de 2015. Una de las naves de una compañía de bricolaje en desuso, situada en la pintoresca población, fue adaptada para acoger, de manera temporal, a unos 550 refugiados en situación de emergencia que huyen de Siria, Irak, Yemen y Afganistán, después de atravesar el Mediterráneo y las vallas de alambre de espino colocadas en Hungría. La violencia del grupo neonazi, que se dedicó a enfrentarse a la policía y al movimiento antifascista y a hacer trincheras en los alrededores del albergue para evitar la llegada de refugiados, fue inesperada y extraordinaria. Algo inaudito. Dos meses más tarde, la violencia xenófoba se repitió en Freiberg, una población vecina de Heidenau, cuando la policía y la prensa fue agredida por neonazis que impedían la llegada de 400 refugiados al albergue del pueblo.