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Una cumbre alternativa por y para el pueblo
Bajo el mensaje de “cambiemos el sistema y no el clima”, las calles de Montreuil acogieron una Aldea Mundial de las Alternativas, un fórum de debates sobre clima y un mercado campesino
PARÍS // Mientras los técnicos de la Cumbre del Clima de París (COP21), terminaron la primera semana de negociaciones con escasos avances sobre el texto del acuerdo, los ciudadanos no esperan impasibles a los resultados. 30.000 personas acudieron este fin de semana a la llamada Cumbre Ciudadana por el Clima, que tuvo lugar en Montreuil – una localidad al este de París – durante los días 5 y 6.
Convencidos de que el pueblo tiene las soluciones para controlar el cambio climático y atraídos además por la posibilidad de expresarse en la única manifestación que no ha sido prohibida bajo el estado de emergencia que reina en Francia, una pequeña marcha se formó el sábado en Montreuil a ritmo de batucada, con una Estatua de la Libertad humeante, un Papá Noel anticonsumismo y varios osos polares. “A pesar de los atentados (y el estado de emergencia) decidimos mantener la manifestación porque la gente necesita expresarse y estar junta”, explicó Patrick Bessac, alcalde de Montreuil.
Bajo el mensaje de “cambiemos el sistema y no el clima”, las calles de Montreuil acogieron una Aldea Mundial de las Alternativas, un fórum de debates sobre clima y un mercado campesino. La plaza del Ayuntamiento lucía adornada con un colorido árbol de la vida de cuya estructura colgaban lazos con mensajes ambientales. Los visitantes transitaban el espacio, organizado en su gran mayoría por voluntarios, desde las mesas de debate, a los estands de información, pasando por los puestos de productos del mercado. Dos carpas mayores ofrecían comida a precios populares, ambientadas por conciertos de bossa nova, reggae o rap, entre otros.
“Este es un momento por y para el pueblo, porque nosotros tenemos las alternativas para comenzar a cambiar este sistema que tanto daño está haciendo al clima”, afirma Marion Boursier, que trabaja como voluntaria ayudando a Alternatiba, uno de los colectivos organizadores. Marion expresa que considera de vital importancia que los negociadores cierren un acuerdo y que haya mayor implicación de las multinacionales, pero cree firmemente que no puede haber un cambio sin una ciudadanía concienciada y participativa.
Dentro de la amplia programación del fórum de debate, que contó con más de 250 ponencias diferentes, destacó la presentación del colectivo “Requisadores de Sillas” (Foucheus des chaisses, en francés), que durante los tres meses previos a la COP21 requisaron 195 sillas de oficinas bancarias que invierten sus fondos en paraísos fiscales y que prometen devolverles cuando estos bancos reinviertan ese dinero en transición climática.
Entre las 277 soluciones presentadas en estos dos días pudieron verse máquinas de helados que funcionan con paneles solares, bicicletas que activan depuradoras de agua o propuestas de ciudades sin coches, repartidas por los once barrios temáticos de la Aldea Mundial de Alternativas.
Una de las imágenes más llamativas del fin de semana la brindaron los 30 indígenas de 17 países diferentes, desde Mongolia hasta Australia o Indonesia, que subidos en un barco recorrieron el río Sena y realizaron un ritual para pedir una acción climática urgente por parte de los gobiernos.
“Los ciudadanos tienen las soluciones para el cambio climático, ellos ya las ponen en marcha, pero ahora le toca a los gobiernos apropiarse de este desafío y salir de la COP21 con compromisos reales”, afirma Celia Gautier, consultora de la Red por la Acción Climática en Francia.
Con el impulso de la cumbre climática ciudadana, la sociedad civil inaugura este lunes el Centquatre, un espacio cultural al norte de París que acoge durante toda la semana la denominada Zona de Acción Climática popular (ZAC). “Sin movilización de la sociedad civil no hay presión y sin presión los gobiernos son incapaces de actuar más allá de sus intereses privados”, afirma Juliette Rousseau, coordinadora de la Coalición Clima 21.