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Una cadena humana desoye la prohibición y se manifesta por el clima en París
A las 21.30, habían sido detenidas 289 personas en la capital francesa. En total ha habido 56 manifestaciones en distintas ciudades, entre las que destacan Barcelona y Madrid
PARÍS // Marianne, la estatua de la plaza de la República que representa los valores de libertad, igualdad y fraternidad en Francia, amaneció este domingo 29 rodeada de 22.000 zapatos que simbolizaban los pasos hacia la justicia climática de las más de 200.000 personas que tenían previsto manifestarse pero no pudieron hacerlo debido al estado de emergencia decretado hace escasas dos semanas.
A media mañana, ciudadanos de todo el mundo se dieron la mano para formar una cadena humana bajo el lema “Por un clima de paz”, en la que participaron más de 10.000 personas según los organizadores, apenas 5.000 según la policía. El recorrido se extendió a lo largo de los 3,5 kilómetros que unen las plazas de la República y Nation a través del Boulevard Voltaire, pasando por delante de la sala Bataclán y de lugares tan emblemáticos como la plaza León Blum, con el objetivo de pedir que los 195 gobiernos que participarán en la Cumbre del Clima a partir del próximo lunes se comprometan en la lucha contra el cambio climático.
Este domingo parisinos y extranjeros aparcaron el miedo por primera vez desde los recientes ataques terroristas en París y llenaron las calles de tambores, pancartas de colores y disfraces para exigir compromisos en la cumbre del clima. Los ciudadanos exprimieron su ingenio para esquivar la prohibición de manifestarse con bailes en medio de la calle y paseos circulares en bicicleta, al mismo tiempo que coreaban eslóganes como “más calientes que el clima”, “salven el planeta, cómanse un banquero” y “estado de emergencia, estado policial”.
Sin embargo, el ambiente de alegría y solidaridad terminó pasado el mediodía, cuando la policía desmanteló el altar de zapatos y empezó a rodear la plaza, a lo que muchos ciudadanos reaccionaron con protestas contra la prohibición de manifestarse. “Si no podemos manifestarnos perdemos nuestro derecho de expresión”, declaró Morgane Simas, militante brasileña residente en Francia.
Cien detenidos
Minutos después un pequeño pero ruidoso grupo de manifestantes plantó cara a los agentes antidisturbios. El caos vino después, tras el lanzamiento de varias bombas lacrimógenas. El pánico creció entre los asistentes, muchos de ellos familias con niños, cuando la Policía impidió la salida a quienes se hallaban concentrados y comenzó a arrestar a varios manifestantes. A las cinco de la tarde la Jefatura de la policía de París informaba de que había más de 100 detenidos. A las 21.30, ya ascendían a 289.
Mientras, 24 ecologistas y militantes permanecían bajo arresto domiciliario sin poder participar en las movilizaciones sociales de este domingo por órdenes del Ministerio del Interior francés. El estado de emergencia decretado en Francia hasta febrero de 2016 permite a la Policía irrumpir en hogares, imponer arrestos domiciliarios y controlar medios de comunicación sin autorización judicial. “Son vuestros oponentes políticos a los que habéis impuesto el arresto domiciliario, como lo habría hecho cualquier régimen autoritario”, denunciaron en una carta abierta dirigida al primer ministro los abogados Muriel Ruef y Alexandre Faro, defensores legales de los activistas afectados.
Amélie, una de las ecologistas de Rennes bajo arresto domiciliario que prefiere no dar su apellido, explicó que el jueves 26 la policía “irrumpió en nuestra casa con fusiles de asalto y bombas”. Esta activista y otros 23 detenidos tendrán que presentarse en comisaría tres veces al día y estarán bajo tutela policial hasta el próximo 13 de diciembre. “Debido a la grave amenaza terrorista (…) hay que imponer medidas particulares para asegurar la seguridad de la cumbre”, ha ordenado el Gobierno francés, según ha filtrado la agencia AFP.
No obstante, muchos ciudadanos siguen creyendo que para garantizar la seguridad del planeta es necesario exigir compromisos durante las negociaciones. “Hoy el verdadero estado de urgencia es climático y humanitario. Estamos ultrapasando el límite de lo razonable”, declaró P.M, un manifestante que pide el anonimato por miedo a represalias.
“Hoy más que nunca, hace falta la expresión ciudadana. La ciudadanía tiene las soluciones para el cambio climático y las ponen en marcha. Ahora le toca a los gobiernos apropiarse de este desafío”, defendió Celia Gautier, activista de una conocida red ecologista que debido a la prohibición de manifestarse pide ser presentada como ciudadana.
Al caer la noche los helicópteros seguían sobrevolando la plaza de la República de París. Desde Seúl hasta São Paulo, pasando por Barcelona y Madrid, otras 56 ciudades se sumaron a la gran Marcha Internacional por el Clima en un ambiente festivo mientras que los negociadores llegados a París ya se preparan para recibir a un limitado número de representantes de la sociedad civil y al mermado grupo de periodistas que pudo conseguir acreditación. La COP21, una cumbre decisiva para el medio ambiente, arranca en un ambiente de falsa cordialidad.