Internacional | OTRAS NOTICIAS

Suu Kyi deberá convencer a los militares para iniciar el cambio en Birmania

La Junta Militar de Birmania puede vetar cualquier reforma de la Carta Magna y se asegura por ley las carteras de Interior, Defensa y Fronteras.

La National League for Democracy’s (NLD) liderada por la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, ha conseguido la mayoría necesaria para formar Gobierno. 348 de los 664 escaños del Legislativo con el 84,6% de los votos escrutados. Suficiente para garantizar el nombramiento del nuevo jefe del Estado. Vetada para el cargo por la Constitución redactada por los militares, “La Dama”, como todos la conocen en Birmania, está decidida a dirigir el país. “Estaré por encima del Presidente”, ha asegurado. Suu Kyi sabe que para ello necesitará pactar con los uniformados. Convencerles de que el cambio no pondrá en peligro sus negocios ni su control sobre el país. Convencerles para que no vuelvan a secuestrar la democracia.

Las imágenes del escrutinio, proyectadas sobre una pantalla gigante, enardecían a las centenares de personas que se agolpaban en las calles de Yangon el pasado lunes. Poco importaba que la lluvia, violenta, anegaran las calles. Las camisetas rojas vociferaban felices. “Mama Suu”, como se la conoce popularmente entre la mayoría bamar, había ganado las elecciones. Han sido necesarios cinco días para que la Comisión Electoral confirmase este mismo viernes la victoria del NLD. Con poco más del 80% del voto escrutado, el partido de Aung San Suu Kyi ha logrado ya la mayoría requerida para controlar ambas cámaras del Legislativo: cuenta ya 238 escaños en la Cámara Baja y 110 en la Cámara Alta. Su principal contrincante, el Partido para la Unión, Solidaridad y Desarrollo (PUSD), encabezado por el hasta ahora Presidente, Thein Sein, sólo ha obtenido 40 asientos -a los que hay que sumar el 25% que por ley le reserva la Constitución-; mientras que los partidos étnicos han alcanzado hasta el momento los 42 representantes.

El espectacular éxito electoral permitirá al NLD elegir al próximo jefe del Estado entre los tres candidatos propuestos por el Parlamento, el Senado y el Ejército. Sin posibilidad de nombrar a Aung San Suu Kyi, se especula con los nombres del exgeneral y fundador de NLD, Tin Oo, quien a sus 88 años es reacio a aceptar el cargo; o Htin Kyaw, exdiplomático muy próximo a “La Dama”. No obstante, la opción que parece más plausible es el nombramiento del actual portavoz del Parlamento y exlíder del PUSD, Shwe Mann, quien llegó a ser el número tres de la Junta militar. “En el USDP hay varias facciones, Thein Sein representa el ala más dura, Shwe Mann es más moderado”, explica un joven que prefiere mantener su nombre en el anonimato. Víctima de una purga ordenada por el Presidente Thein Sein, Shwe Mann fue relevado el pasado mes de agosto de su responsabilidad como líder del partido, sobre el que mantiene todavía una gran ascendencia. El nombramiento de Shwe Mann, con quien Suu Kyi mantiene una estrecha relación, como Presidente sellaría el pacto con los militares para emprender el camino del cambio sin contrariar a los altos mandos del Tatmadaw.

“La Dama” parece haber aprendido de lo ocurrido en 1990, cuando Ejército se negó a entregar el poder a la oposición tras su victoria electoral, y evita en todo momento la confrontación con los uniformados: “Incluso aunque ganemos el 100% de los votos queremos pactar un gobierno de reconciliación nacional”, aseguró tras conocer los primeros escrutinios. Poco después, envió una carta en la que solicitaba una reunión con el jefe militar, el general Min Aung Hlaing; el presidente, Thein Sein; y el portavoz del Parlamento, Shwe Mann, para “abordar la reconciliación” y “la tranquilidad del periodo de transición”.

Aung San Suu Kyi es consciente de que debe pactar con los militares para poder emprender el cambio. El entramado legal fijado por la Junta Militar antes de ceder al gobierno pseudo-civil de Thein Sein les reserva un poder de veto sobre cualquier reforma de la Carta Magna, así como un peso decisivo en cualquier Ejecutivo: los ministros de Interior, Defensa y Fronteras recaerán por mandato constitucional en miembros del Tatmadaw, el temido Ejército birmano. De esta manera, los uniformados mantendrán el control sobre el aparato de seguridad del Estado, incluyendo las fuerzas de seguridad y la Policía política.

Además, tras más de medio siglo de dictadura castrense, el Ejército ha copado todos los estratos de poder en Birmania: la administración pública está formada por antiguos oficiales y los grandes empresarios mantienen una estrecha relación con los altos mandos del Tatmadaw,. Sin el apoyo de los militares, la transición democrática colapsaría inmediatamente.

Por ello, en los últimos meses, “La Dama” ha rebajado el tono de sus críticas: no hay rastro en sus discursos de las denuncias de fraude, corrupción, violencia sectaria y crímenes militares que durante más de 15 años vociferó al mundo desde su arresto domiciliario en el número 54 de la avenida universitaria de Yangon. Los derechos humanos son hoy un peaje a pagar en nombre de la democracia: el mismo día de las elecciones dos granjeros de la etnia Shan fueron tiroteados por el Ejército en Mong Nawng, donde los enfrentamientos entre la guerrilla y el Tatmadaw siguen provocando decenas de muertos y más de 6.000 desplazados internos.

Con este silencio estratégico, Suu Kyi ha logrado apaciguar los temores de los oficiales del Tatmadaw. Hasta ahora, la táctica ha resultado efectiva. La cúpula militar liderada por el propio Thein Sein y el poderoso jefe del Ejército, ha rechazado cualquier intervención como la de 1990. «Aceptaremos el deseo de los votantes, cualquier que sea. Lo más importante es que haya estabilidad y desarrollo en el país”, afirmó Thein Sein. Parece que el tiempo de los militares ya ha pasado. “No tenemos miedo de una respuesta militar. Las elecciones han sido justas. Ha sido la gente quien ha elegido a sus representantes”, replica U Gambira, el que fuera líder de la Revolución Azafrán de 2007.

Sólo el líder de los radicales budistas, U Wirathu, parece inquietar el horizonte dibujado por Suu Kyi. “Será un partido interesante de ver si saben jugarlo con inteligencia, pero si continúan actuando con su viejo estilo, la situación política no será estable. Nos gustan los gobiernos democráticos, pero (la NLD) no tiene suficiente experiencia”, ha afirmado en declaraciones a la prensa local. Wirathu, bautizado como el “Bin Laden budista”, ya ha alertado que no permitirán que se derogue la polémica ley de “raza y religión” que discrimina a la minoría musulmana.

bannernewsletter

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.