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Las negociaciones sobre cosméticos del TTIP inquietan a los consumidores

La Comisión Europea mantiene una postura ambigua sobre los cosméticos con sustancias químicas prohibidas en Europa, y no en Estados Unidos, que podrían llegar a los estantes europeos

La ola de “transparencia” de la Comisión Europea con el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP) ha dejado un mar de contradicciones en temas clave, como la regulación de sustancias prohibidas. Es la primera vez que este órgano hace públicas las propuestas que ha realizado la Unión Europea para el texto legal que manejará la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión durante sus charlas con los Estados Unidos. En lo que se refiere a las sustancias proscritas, y en especial a los cosméticos, la Comisión es ambigua. Sobre uno de los temas que más polémica ha suscitado en Europa no tiene un posicionamiento claro la encargada de defender los tratados de la Unión. Ni en su web, donde los documentos se contradicen, ni en las declaraciones de sus portavoces, en las que ellos mismos reflejan posiciones dispares en distintas intervenciones.

«La Comisión no tiene la intención de utilizar el TTIP para cambiar la lista de sustancias prohibidas de la UE en los cosméticos«, dice un folleto informativo colgado en su web. «Ningún acuerdo comercial puede cambiar el hecho de que cualquier producto que se venda en Europa tiene que cumplir con la legislación», añade.

Sin embargo, otro documento también alojado en la página de la institución introduce otro matiz al abogar por “las posibilidades de aproximación y reconocimiento mutuo de los ingredientes que están permitidos en los productos cosméticos”. Esta postura, que adoptó inicialmente la Comisión en sus comunicaciones, habla de «colaboración» y de «aceptar la normativa que permite armonizar las listas de sustancias cosméticas prohibidas».

«¿Cuál es la posición actual de la Comisión con respecto a los productos prohibidos?», se preguntan desde el BEUC, organización de consumidores europea, que tras ser contactada ha asegurado haber pedido explicaciones al órgano europeo sobre su confusa postura. «No nos vale ese doble juego, ¿por qué siguen presentes en su web estos documentos?».

De nuevo, y al contrario de lo que venden desde el órgano que propone la legislación en Europa, es la falta de transparencia a la hora de acceder a algunas negociaciones que afectan directamente a los usuarios lo que ha llevado al BEUC a exigir información constante sobre los avances de las negociaciones del Tratado.

«Cuando me preguntan por qué es necesario que desaparezca la opacidad de las reuniones sobre el TTIP respondo que no estamos ante meros negocios como los que las empresas cierren ente ellas habitualmente», asevera Monique Goyens, directora del BEUC, en conversación con La Marea. «Hablamos de que normas que afectan a nuestros niveles de vida están en la mesa de negociaciones«. Esta organización de consumidores quiere asegurarse de que las protecciones al consumidor son salvaguardadas cuando Europa habla con los EEUU «a nuestras espaldas», señala.

Pero las posturas opuestas de la Comisión van más allá de los documentos oficiales y se extienden a los propios portavoces. La Comisaria Europea de Comercio, Cecilia Malmström, estuvo la pasada semana en un desayuno informativo organizado por Forum Europa en el Hotel Ritz de Madrid. «No se van a bajar los estándares en la protección de los consumidores», dijo de manera genérica Malmström sin citar los cosméticos, sustancias sobre las que no quiso contestar al ser preguntada.

Un control más laxo en EE.UU.

El discurso de la Comisaria se repite en la mayoría de las intervenciones que realiza. En Europa, cuando un medicamento quiere salir al mercado existe una legislación proteccionista que fija que primero debe de ser aprobado; en EEUU, en cambio, esta barrera es mucho más abierta. Las respuestas de Malmström al respecto no se salen del argumentario habitual. «Ya puedo tranquilizar a todos: vamos a garantizar tanto la protección ambiental como la de todos los consumidores», afirmó, pero no mencionó los cosméticos; sí los coches, un ejemplo al que siempre echan mano en Europa para sortear la polémica.

Quien sí habló, y más de la cuenta, fue Francisco Fonseca. El director de la representación de la Comisión Europea en España afirmó en un debate organizado por la OCU que el TTIP permitirá a EE.UU. vender más de 1.000 cosméticos prohibidos en la UE. A la pregunta de cómo crear un mercado único con marcos reguladores tan distintos, el representante de la Comisión sugirió que los cosméticos prohibidos podrían acabar vendiéndose en Europa. En declaraciones recogidas por eldiario.es afirmó lo siguiente: «Imagine que en Europa decidimos que el ingrediente X es mejor no usarlo en productos de maquillaje. Porque no hay evidencia científica de que sea negativo, pero tenemos algunas dudas», introducía el funcionario comunitario. «Entonces los americanos nos dicen que ellos lo usan porque no tienen ningún ejemplo de problemas médicos relacionados con el ingrediente X. Bueno, pues a lo mejor hay soluciones».

Al ser preguntada por las palabras de Fonseca, Monique Goyens afirma que «en el peor de los casos, esto significaría que veremos cómo algunos cosméticos americanos, que contienen sustancias prohibidas en la UE, encontrarían su camino para llegar a los estantes europeos».

Una idea aproximada sobre la magnitud de lo que supondría la armonización de las sustancias químicas son los 1.328 productos que la Unión Europea prohíbe, además de más de 250 ingredientes. En EE.UU, son sólo 11 sustancias las que han sido abolidas.

The Washington Post informó, en relación a un análisis federal, que 400 de las barras de labios más populares de América contienen plomo. L’Oreal y Maybelline, propiedad de L’Oreal en EE.UU., fabrican cinco de los lápices labiales que están clasificados como los 10 cosméticos más contaminados, según pruebas realizadas por la Administración de Alimentos y Drogas.

Más transparencia, menos lobby

El pasado mes de enero, una de las organizaciones que presiona por los intereses de la industria de los cosméticos en Europa envío una carta a la citada Comisaria, Cecilia Malmström, demandando que los expertos de la industria fueran añadidos al equipo de negociaciones que tiene la Union Europea para evaluar la seguridad y el control del mercado. «El TTIP ofrece una oportunidad única para corregir las divergencias normativas entre la UE y los EE.UU. y abolir las barreras innecesarias a la innovación y el comercio”, reza el documento sobre los 3.000 millones de euros que mueve el comercio transatlántico de cosméticos.

De nuevo, Goyens se muestra clara: «No somos tontos, sabemos que los representantes de la industria están en contacto continuo con la Comisión, no sólo para ofrecer su experiencia en aspectos técnicos de la materia, sino también para presionar en su favor». Lo que sí les sorprende es la «brusquedad» con la que actúan los lobbies industriales. «Piden incluso formar parte del equipo de negociación», comenta atónita.

No sólo en lo que se refiere a los productos prohibidos hay polémica, también en el etiquetado de los llamados «químicos 2.0». Las empresas están obligadas a declarar las sustancias en el envase «para que personas sensibilizadas puedan abstenerse de comprarlos en caso de querer». En contraste, los cosméticos estadounidenses no especifican las fragancias de los ingredientes, lo que no permite a los consumidores elegir lo que están comprando.

Otro campo en el que la armonización de las normas puede afectar es en el de los llamados nanomateriales, unos de los productos químicos más novedosos. Las empresas que deseen incluirlos en sus cosméticos tienen que notificar a la Comisión Europea con seis meses de antelación antes de colocarlos en el mercado. Por el contrario, a los consumidores estadounidenses ni siquiera se les informa sobre los nanomateriales que utilizan los productos cosméticos que eligen comprar.

De acuerdo con la Oficina de Contabilidad del Gobierno de los Estados Unidos, algunos nanomateriales pueden estar entrando en el mercado sin la revisión de la EPA (Agencia de Protección Ambiental). «Las compañías sólo proporcionan información sobre el 10 por ciento de los materiales a nanoescala que están disponibles en el mercado».

Y es que no hablamos de un tema baladí; los cosméticos tienen graves implicaciones en la salud. Prueba de ello es que los estadounidenses utilizan nueve de estos productos diariamente, según una encuesta publicada por el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG por sus siglas en inglés) a 2.300 personas. En el caso de las mujeres, una de cada cuatro se aplican 15 o más cosméticos cada día.

«Seamos claros, la transparencia en las negociaciones sobre el TTIP es una exigencia esencial, que incluso puede ser positiva para la Comisión, ya que podría servir para compensar la confianza perdida por los ciudadanos europeos durante un acuerdo que les ha dado la espalda», sentencia Goyens.

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Comentarios
  1. Este sistema capitalista nos destroza la vida y la salud y, nosotros pagamos con nuestro trabajo y nuestro dinero ese destrozo… ¿Puede haber una forma de vida más siniestra? Según los medios del régimen el horror hoy es la Venezuela de Chávez y Maduro pero temo que la amenaza mayor es esto del TTIP

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