Internacional | OTRAS NOTICIAS | Sociedad
“Las migraciones y las guerras han dejado millones de desaparecidos”
La directora general de la Comisión Internacional para las Personas Desaparecidas, Kathryne Bomberger, ha exportado el trabajo que realizan en Bosnia a numerosas sociedades posconflicto.
SARAJEVO // Las migraciones desde América Latina a EEUU y desde África a Europa son las dos rutas que más desaparecidos acumulan en las últimas décadas. En el primer caso, Amnistía Internacional estima que, entre 2006 y 2012, se ha perdido el rastro de cerca de 70.000 personas. De la mayoría, asesinadas, se desconoce hasta qué país llegaron y dónde yacen sus cuerpos. En el segundo caso, el mar Mediterráneo se ha convertido en el gran cementerio de migrantes que tratan de llegar a la costa de Europa, especialmente a Italia y España.
No obstante, la directora general de la Comisión Internacional para las Personas Desaparecidas (ICMP, por sus siglas en inglés), Kathryne Bomberger, destaca las guerras como la principal causa de desaparición. Aunque la motivación depende de la zona geográfica (en los conflictos de la ex Yugoslavia primaron cuestiones étnicas o religiosas, mientras que en España y América Latina la base son motivos ideológicos), Bomberger recuerda que las familias pobres y de zonas rurales son siempre las que quedan más desatendidas.
ICMP empezó a trabajar cruzando análisis de ADN de huesos y sangre de familiares en Bosnia y Herzegovina seis años después de la guerra (1992-1995). En los últimos diez, la Comisión se ha convertido en una referencia mundial y ha extendido su trabajo desde el reconocimiento de víctimas de un tsunami hasta el de las víctimas del avión derribado en Ucrania hace dos meses.
¿Qué importancia tuvo la década de 1990?
Las desapariciones forzosas son tan largas como la humanidad y se remontan a la Edad de Piedra. Pero no es hasta los años 90 cuando los países empiezan a responsabilizarse de las personas desaparecidas. En los 90 se crea el tribunal para la antigua Yugoslavia y, en 1996, el ICMP. Fue la primera vez en la historia en la que la comunidad internacional trabajó sólo con personas desaparecidas. Si España hubiese tenido un mecanismo similar después de la guerra, la historia hoy sería diferente.
Sin la creación de tribunales, no se podría poner el foco en las personas desaparecidas. Para que los países tomen responsabilidad de los hechos que han pasado. En Bosnia, tenemos que trabajar con distintas partes y tenemos que estar seguros de que no hay una discriminación. Aquí, el conflicto tiene que ver con la etnia y la religión de la persona desaparecida.
¿Cómo se pueden evitar discriminaciones entre los bandos?
La clave para que este proceso haya podido salir adelante es que el Estado no haya hecho discriminación entre los ciudadanos por el papel que tuvieron en la guerra, ni por su grupo étnico o religión.
En los gobiernos de Bosnia, Croacia o Serbia es probable que haya todavía responsables de la desaparición de personas durante la guerra. Y es difícil llevar a cabo todo el proceso porque hay esa parte política. Es lo que vemos en la España de hoy en día. Nos llama la atención cómo todavía queda este proceso tan político. Para nosotros, es muy difícil que cada país lleve ese proceso por su propia cuenta. La clave del proceso es que, aquí, todavía es un proceso político y politizado, pero estamos buscando la vía para que las personas se encuentren. Aquí el conflicto está en la pertenencia al grupo étnico o religioso, pero en España es la afiliación al partido político… si es de izquierdas o de derechas.
¿Cuántos desaparecidos hay en el mundo?
En la antigua Yugoslavia, de las 40.000 personas desaparecidas, se ha encontrado a unas 28.000, cerca del 70%. Es el único lugar en el mundo donde tenemos datos precisos sobre cuántas personas desaparecidas hay y cuántas hemos encontrado.
En el mundo, las migraciones y las guerras han dejado millones de desaparecidos: 800.000 en Ruanda, entre un millón y 250.000 en Irak, 65.000 en Colombia, 26.000 en México, decenas de miles en España… está tan politizado que es complicado saber el número. Una parte lo va a minimizar y la otra lo va a maximizar.
Human Rights Watch dice que, en México, la Policía, los marines y el Ejército han trabajado juntos con los cárteles de la droga en la matanza y en el proceso en el que los inmigrantes han desaparecido.
Pero también podemos mirar la cantidad de migrantes desaparecidos que vienen a Europa desde Eritrea, Somalia, Palestina… Van en pateras y algunos mueren antes de llegar a Lampedusa, por ejemplo. Amnistía Internacional calcula que, entre 2006 y 2012, han desaparecido 70.000 inmigrantes entre América del Sur y América del Norte. No sólo en la frontera, sino en todo el continente.
¿Hay algún perfil común?
El 90% de las víctimas en las guerras con hombres. Por detrás quedan mujeres y niños que tienen que preocuparse por su propio futuro. Igual pasa con el crimen organizado. En México, las víctimas son hombres de clase trabajadora. Si hablamos de migración o tráfico de personas, podemos hablar de una combinación de hombres y mujeres. Pero la mayoría suele ser gente pobre. En la antigua Yugoslavia, vivían en zonas rurales como Srebrenica.
Otro factor de por qué no sabemos el número es porque la mayoría son personas pobres, sin poder. Podemos decir que ésta es una clave de por qué no se había trabajado. Lo que estamos haciendo de incorporar el análisis de ADN se puede considerar revolucionario, e incluso democrático. La mayoría era personas de zonas rurales, de las que nadie se había preocupado hasta ahora.
¿Dónde hay más dificultades?
También trabajamos con mujeres, empoderándolas y dándoles apoyo y voz. Aquí, en Bosnia, es más fácil que en un lugar como Irak, donde es prácticamente imposible. Allí, si la mujer pierde a su marido, pierde sus derechos a acceder a casi cualquier derecho social. Por ejemplo, sus hijos pueden ser llevados a casa de la familia de su marido difunto. También pierde el derecho a la herencia, excepto si luego se casa con alguien de la familia del marido. Eso pasa en zonas rurales. Es la primera vez que estamos mirando por los derechos de los superviviente. Y eso nunca se había hecho.
En España, supongo que la mayoría de los fallecidos son hombres y las mujeres han quedado atrás. Y esto tiene unas implicaciones políticas. Y para los supervivientes, durante décadas.
¿Qué diferencia el caso de Bosnia del de España?
¿Razones del éxito en Bosnia? Pues que ha habido un cambio histórico en el cambio de la búsqueda de personas desaparecidas hacia los derechos humanos, con la creación del Tribunal Internacional pasa la antigua Yugoslavia y la creación de la ICMP. Había un apoyo muy grande de la comunidad internacional para realizar este proceso, sin la que habría sido imposible. Por primera vez, había un mandato para que los países se hiciesen responsables del proceso. Por eso hemos podido crear la ICMP, para que no haya discriminación étnica, religiosa… y hemos reforzado los tribunales y la oficina del fiscal para los crímenes de guerra.
A nivel nacional, el tribunal de Bosnia y Herzegovina está buscando a todas las personas implicadas en la desaparición de personas, no sólo los peces gordos, que busca el Tribunal Internacional. Cualquiera que haya colaborado o disparado es buscado para someterle a juicio.
Otro factor son los avances en genética forense de las dos últimas décadas, que hemos aplicado en el país y que tienen una evidencia científica. El último, es el papel de la sociedad: hay 120 asociaciones de familiares de personas desaparecidas a las que hemos ayudado a tener voz, indiferentemente de dónde sean: croatas, musulmanas… la mayoría son mujeres de zonas rurales. Estamos empoderándolas, dándoles educación, derechos… y asegurándonos de que trabajen con los estados para que haya nuevas leyes.
¿Por qué en España no ha acabado de arrancar el proceso?
Es una consecuencia del tiempo. Aquí ocurrió en los 90, cuando hubo un cambio histórico. En Argentina han empezado a trabajar. Y es posible que en España llegue en los próximos años. Puede ser que España tomase una decisión consciente de no abrir esta cuestión para no generar inestabilidad política. Aquí, la comunidad internacional también tenía esas dudas. Había gente de la comunidad internacional en contra de las exhumaciones y búsqueda de personas desaparecidas porque mantendría las heridas abiertas. Otras, no.
Con todo eso, se buscaba prevenir que hubiese algo parecido en el futuro. Y ese fue el argumento ganador. Aquí, la Comunidad Internacional es la que lo decidió. Si se hubiese dejado a Bosnia, Croacia… por su propia cuenta, es posible que nunca lo hubiesen realizado. Ese camino se ha tomado y requiere una dedicación a nivel mundial. Todos los países deberían de someterse a ese tipo de pensamiento, pero políticamente es difícil.
¿Por qué España financia el ICMP en Bosnia pero deja sin fondos la búsqueda de personas desaparecidas en España?
Después del conflicto, la Comunidad Internacional quería en 1996 construir una sociedad plural en Bosnia y Herzegovina. Los años 90 eran muy diferentes de la política actual en Europa. Buscar el pluralismo en Bosnia es más difícil porque es una sociedad posconflicto. Los problemas de Bosnia son un reflejo de los problemas de Europa y del Mundo. Es una pregunta que hay que ver desde un ángulo más grande. Todos compartimos estos problemas y son difíciles cálculos políticos. Es una cuestión universal. Bosnia no está sola en el mundo, no es un país loco donde ha habido matanzas.
¿Cómo sería posible que el ICMP fuese a España? ¿Tendría que invitarles el Gobierno?
Sí. La única forma es que seamos invitados por el gobierno de España. Es un tema muy político y, para que el país demuestre su interés, nos tiene que invitar porque así demuestra su voluntad política de querer resolver el problema. En algunos países, hay gente que dice “eso pasó hace tanto…”, pero es algo que es permanente. Los familiares siempre tienen una tortura mental preguntándose qué le ha pasado a su ser querido.
Uno de los motivos para la creación del Tribunal Internacional es que vino y rescató muchos cuerpos, algo que no había pasado en ninguna parte del mundo. La mayoría de los antropólogos que vinieron eran de América Latina porque es donde se había tratado como un tema humanitario.
¿Qué problemas encontraron?
Lo que encontraron fueron fosas primarias, secundarias, terciarias… muchas partes del cuerpo se encontraron en fosas diferentes. Los que cometieron los crímenes sabían de las imágenes satélites de las fosas, así que cavaron en las fosas primarias y movieron los cuerpos a fosas secundarias. La mayoría, en la zona Este, en la República Sprska.
Con los análisis de los huesos, encontramos muestras del mismo ADN en diferentes fosas comunes a 50 kilómetros de distancia unas de otras. El ADN no sólo sirve para recomponer los cuerpos, sino para demostrar un crimen secundario que se ha hecho para esconder los restos. En un artículo del New York Times, un presunto criminal lo relató por primera vez. Aunque escondió su identidad, describió todo lo que hicieron. Después de todos estos crímenes, llegó un grupo de ingenieros que se encargó del traslado de los cuerpos.
En el Tribunal Internacional se pueden ver los testimonios de los criminales. Pero si no tuviésemos el proceso de ADN, se podrían acoger a una dialéctica negatoria.