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Un informe del CSIC concluye que la contaminación en España ha disminuido

Las partículas en suspensión, que son el componente contaminante que más incidencia tiene en el ser humano, han disminuido de media un 35%

Madrid bajo un manto de polución en una imagen de archivo. FERNANDO SÁNCHEZ

El Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (Idadea), adscrito al CSIC, ha publicado este mes un informe sobre el nivel de contaminación en España que concluye que las partículas en suspensión, que son el componente contaminante que más incidencia tiene en el ser humano, han disminuido de media un 35%. Por contra, el ozono troposférico, también muy perjudicial para la salud, ha subido un 32%, aunque, según destacan sus autores, se encuentra en niveles bajos.

El profesor de investigación del Idaea, Xavier Querol, asegura que la evolución en los últimos años arroja un “balance positivo”. De hecho, la subida en ozono “no es alarmante”, según el investigador. La disminución de la polución en la última década gracias, en gran parte, a la directiva europea de calidad del aire, que obliga a las empresas y a los vehículos a utilizar tecnología menos contaminante.

Aunque se ha producido un ascenso de la presencia de ozono troposférico -entre un 14% y un 22% en Madrid y de hasta el 80% en Barcelona y Valencia-, el problema es “muy difícil de resolver”, en palabras de Querol. Y, pese a que las ciudades son las grandes emisoras de polución, acaban siendo las zonas rurales las que lo sufren.

“En ciudades estamos en una media de 39 microgramos por metro cúbico, mientras que en el campo sube hasta los 80”, explica Querol. En zonas urbanas, algunos componentes contaminantes inhiben, paradójicamente, la formación de ozono, algo que en las zonas rurales no ocurre. El viento se ocupa de expandirlo.

Para Querol la evolución, en todo caso, no deja de ser positiva. “En 2005 había 32 zonas de medición de calidad del aire en España en las que se superaba el valor límite de protección de la salud en cuanto a partículas en suspensión. Este año sólo ha habido una”, profundiza el investigador.

A partir de 1992, con la directiva IPCC, la Unió Europea obligó a que, por ejemplo, los coches diesel pasaran de emitir 180 miligramos de partículas por kilómetro cuadrado a, en este momento, no emitir más de cinco. En la industria, Querol recuerda que algunas centrales de carbón en España podrían emitir hasta 11.000 miligramos por metro cúbico, cuando ahora emiten 900.

Ciudades superdensas

A pesar de los avances en términos de legislación, el mercado sigue empujando. “Aún tenemos problemas de calidad del aire, porque aunque hemos reducido mucho la emisión de los coches, hemos puesto más vehículos en circulación”, lamenta Querol. “Hemos creado unas ciudades superdensas en las que los coches nos contaminan. Hay un crecimiento no sostenible en el que todo es posible”, agrega.

La única manera de acabar de mejorar los niveles de contaminación, según el investigador, es fomentar el transporte público. “La industria nos contamina menos porque ha tenido un proceso restrictivo más fuerte y se sitúa en las afueras, mientras que los tubos de escape están muy pegados a nosotros. Aunque emitan menos toneladas, lo hacen más cerca de la vida cotidiana de la gente”, concluye.

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