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“Bachelet representa la continuidad y el orden generado en Chile”
El experto Marcos Roitman considera que es improbable que la vencedora de la primera vuelta de las presidenciales chilenas rompa con el legado de Pinochet en su país.
MADRID // Michelle Bachelet, la candidata de la coalición de centroizquierda Nueva Mayoría, obtuvo este domingo una victoria en la primera vuelta de las presidenciales chilenas más ajustada de lo esperado, un 46,68% de los votos, que la obligan a concurrir a segunda vuelta el próximo 15 de diciembre. Ese día, los 13 millones de chilenos llamados a votar que ejerzan su derecho decidirán entre quien fuera presidenta del país entre 2006 y 2010 y la candidata de la derechista Alianza por Chile, Evelyn Matthei, hija de uno de los generales golpistas que derrocaron a Salvador Allende en 1973.
La distancia entre ambas, un 21% de votos, pues Matthei sólo obtuvo el 25% de los sufragios, no deja prever una derrota de Bachelet en diciembre. Un “harakiri de la derecha pinochetista”, precisó el profesor de Estructura Social de América Latina de la Universidad Complutense de Madrid Chile Marcos Roitman Rosenmann. Esta debacle, subrayó el académico, “quedará maquillada” en la segunda vuelta “por la suma de votos de las candidaturas de las ‘derechas’ que se presentaron como opción de voto contra Alianza por Chile. Eso equilibrará la balanza y sin duda dibujará un mapa más apegado a la realidad”.
Ese mapa al que se refiere Roitman, también se dibujó el domingo en lo relativo a la abstención. Por primera vez, el voto en Chile ha sido voluntario y no obligatorio, lo que, recalca este experto en América Latina, ha roto con el “espejismo” de la abstención mínima que se generó en otras citas electorales. En esta ocasión, ya sin obligatoriedad de acudir a las urnas, la abstención ha ascendido a más de un 50% del cuerpo electoral.
Para Roitman, este dato da cuenta de un “rechazo al sistema binominal que caricaturiza y manipula las elecciones, convirtiéndolas en un fraude. Esta abstención es la demostración de varios factores. Desafección de la política, rechazo al sistema, pérdida de credibilidad y sobre todo éxito en el proceso despolitizador iniciado tras el golpe de estado de 1973 y que perdura hasta nuestros días”.
Bachelet ha obtenido este resultado más modesto de lo que se esperaba -ella misma había expresado la confianza de ganar en primera vuelta- con un programa centrado en la promesa de reformas educativas y fiscales. Pero, más allá de estas reformas, gran parte del debate durante la campaña electoral se ha centrado en si la futura presidenta adoptará las medidas rompedoras con el legado de la dictadura de Augusto Pinochet que le reclama el ala más izquierdista de la coalición que representa, sobre todo el Partido Comunista, o bien se inclinará por una postura conciliadora hacia la derecha y por perpetuar el status quo.
Los sectores más izquierdistas de Nueva Mayoría reclaman a Bachelet que reforme las instituciones diseñadas por el dictador y su camarilla, una perspectiva que, recalca Roitman, “seguramente no se producirá”.
“Todo apunta a una continuidad. Los lastres llamados «amarres» de la transición suponen pactos de hondo calado”, recalcó el experto. Pactos como la “autonomía militar en la designación de los comandantes en jefe de las fuerzas armadas, la impunidad para criminales de lesa humanidad y el mantenimiento del modelo y el ‘espíritu’ de la constitución de 1980, conocida hoy como constitución Pinochet-Lagos”, explicó el profesor, autor de varios libros sobre el continente latinoamericano, entre ellos el reciente Tiempos de oscuridad: Historia de los golpes de estado en América Latina (Akal).
Para este estudioso de Chile, “la voluntad política de Bachelet se muestra acorde con los designios de las trasnacionales, los empresarios y la oligarquía terrateniente. Es cosa de ver como actuó contra el pueblo Mapuche durante su mandato, los estudiantes y la clase trabajadora. Chile es el país de la OCDE con mayor desigualdad”.
Sin mayoría parlamentaria suficiente
Incluso si la voluntad de Bachelet fuera la de sacar adelante las reformas a las que se opone la derecha, la falta de mayorías sólidas en el Parlamento que emerge de estas elecciones las harían inviables. Por ejemplo, la instauración de una asamblea constituyente. “En las elecciones del domingo”, recalcó Roitman, “se podía escribir en una esquina de la papeleta electoral AC (por Asamblea Constituyente) sin que ello representara su anulación. Esta reclamación, “por ahora y según votos escrutados no llega al 10%.”
El profesor cree que, “aun así”, existe en Chile un “consenso político para darse una nueva constitución”, aunque tiene dudas de que la correlación de fuerzas parlamentarias permita ni siquiera plantear esta reforma: “Los resultados apuntan a que [la coalición de Bachelet] no obtiene los dos tercios para presentarla (80 diputados y 26 senadores)”.
La candidata del centroizquierda y su coalición tampoco podrían sacar adelante una “reforma electoral, que precisa de tres quintos [del Parlamento], ni la reforma educacional, que, por ser ley orgánica Constitucional, necesita 69 diputados y 22 senadores. Según los resultados, Nueva Mayoría obtiene 67 diputados y 21 senadores”, precisa el académico, que considera que, “salvo que los diputados del partido comunista presenten un ultimátum, Bachelet tampoco variará su postura sobre la derogación de las leyes de amnistía y antiterrorista». La futura presidenta chilena, en su opinión, «representa el orden generado y legitimado por la Concertación [la coalición de partidos de centro y de izquierda que gobernó Chile entre 1990 y 2010] y la derecha pinochetista. No se le pueden pedir peras al olmo”.
Pero es realmente un giro a la izquierda o se quedará simplemente en fuegos de artificio … http://entretierras.net/2013/12/17/mas-a-la-izquierda/