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La emergencia de la sociedad civil iraquí

La crisis de Irak ha supuesto el desplazamiento forzoso de alrededor de dos millones de personas. Hoy, vuelven a escapar de la guerra para volver a meterse en la boca del lobo. En este contexto se ha celebrado el primer Foro Social Iraquí

BAGDAD // Diez años después de la ocupación de Estados Unidos, al menos un 23% de la población vive bajo el umbral de la pobreza en Irak, a pesar de ser el séptimo país del mundo con mayor producción de petróleo. Es uno de lo países más militarizados del mundo, con más de un millón de soldados y policías, y la espiral de violencia sectaria está provocando, cada día, miles de desplazados internos, haciendo cada vez más probable la tesis de una posible división del país en tres estados: uno chiita, uno sunita y otro kurdo/cristiano. Hoy, ya nadie da las gracias a los americanos.

En Bagdad, alambradas, checkpoints y militares separan barrios chiitas de sunitas. Hay más muros de separación en Bagdad que en toda Cisjordania. Para los extranjeros que visitamos Iraq, cuesta creer que se pueda llevar una vida normal en esta situación. Pero para los iraquíes la muerte se ha convertido en algo habitual. Después de dos décadas de conflictos, la violencia ha pasado a formar parte de sus vidas. Sin embargo, solo aquellos que han sufrido la guerra, viven con la determinación de alcanzar la paz.

Normalizar y aceptar la muerte como algo habitual, significa también perder el miedo y combatir con esperanza. Nadia Abbas, bagdadí y madre de dos niñas, me recibe en Bagdad con una sonrisa. Es una de las organizadoras del Primer Foro Social Iraquí y una de las líderes de la campaña Salvar el Tigris. “Esta es una gran oportunidad para construir un nuevo Irak y mostrar al mundo la lucha de la sociedad civil iraquí por la paz”, asegura Nadia.

El primer Foro Social Iraquí se organizó del 26 al 28 de septiembre de 2013 en Bagdad bajo el lema «Otro Irak es posible» y contó con la participación de 3.000 personas. El encuentro internacional de movimientos sociales coincide con la emergencia de una nueva sociedad civil en el país.

La construcción de un nuevo Irak

Con la caída de Saddam Hussein, se produjo un boom de nuevas organizaciones no-gubernamentales. La gran mayoría, sin embargo, dependían de partidos políticos y/o colaboraban directamente con las fuerzas de la ocupación. En ese período, pocas organizaciones se atrevían a crear alternativas reales. Una de ellas, fue el grupo Laonf (noviolencia en árabe). Esta organización unió más de un centenar de organizaciones de todo el país de diferente calado étnico y religioso, para defender la alternativa de la noviolencia como estrategia real y coherente para construir un nuevo Irak, lejos del colaboracionismo con la ocupación y la resistencia violenta. Su primera manifestación se realizó en el calle Al-Mutanabi en 2007, en el corazón de Bagdad.

Este valiente trabajo en los períodos de violencia sectaria más intensos sembró una semilla de esperanza entre muchos jóvenes y grupos sociales. Para Zaid Al-Wardi, uno de los fundadores del grupo Laonf, cada joven activista que lucha por el cambio social es una esperanza para él: “tenemos miles de jóvenes que deciden alistarse en el ejército o trabajar para una empresa de seguridad privada”. Esto no hace más que alimentar la cultura de guerra del país.

Las revoluciones de la primavera árabe supusieron la chispa necesaria para el inicio de una segunda transición social en Irak. La principal expresión de este cambio se produjo el 25 de febrero de 2011, cuando miles de activistas tomaron la Plaza Tahrir de Bagdad para reclamar más libertades. Paralelamente, miles de manifestantes llenaron las calles de Basora, al sur de Irak, reclamando servicios públicos básicos.

Ahora, a pesar del aumento de la represión gubernamental, el proceso de cambio social es imparable. No hay miedo ni dudas por lograr la paz. Según Saad Salloum, profesor de la universidad de Bagdad y director de Masarat: “la sociedad civil iraquí se encuentra en un proceso de cambio histórico en donde los nuevos movimientos emergentes son más conscientes de su rol y la importancia de promover la libertad de expresión, el secularismo y la diversidad étnico-religiosa del país”. Una de las expresiones de esta nueva situación son las manifestaciones que se están organizando contra la corrupción del Gobierno por todo el país desde Agosto de 2013.

En este contexto se ha organizado el Primer Foro Social Iraquí con más de 80 jóvenes voluntarios, 20 delegaciones de la sociedad civil internacional y 150 organizaciones iraquíes, en el mismo lugar donde 7 años antes Laonf organizaba su primera manifestación por la noviolencia en el país.

En el corazón cultural de Bagdad y durante 3 días, activistas, expertos, artistas, voluntarios e intelectuales discutieron sobre los retos y las iniciativas de la sociedad civil. En total se organizaron más de 40 talleres, abordando temas tan complejos y necesarios como la protección de las minorías, los derechos laborales y la legalización de los sindicatos, la lucha contra la violencia doméstica, el movimiento de la noviolencia, el diálogo inter-religioso y la libertad de expresión. Pero, algunos de los temas que más interés despertaron fueron: la militarización de la sociedad y la campaña de Nadia Abbas, Salvar el Tigris.

El taller sobre Iniciativas contra la guerra y la militarización de la sociedad se centró en la necesidad de controlar las empresas militares y de seguridad privada (PMSCs, en su acrónimo en inglés), una de las campañas que apoya directamente NOVACT-Instituto Internacional para la Acción Noviolenta.

Privatización de la guerra, la seguridad y el agua

Irak es el país más privatizado del mundo en términos militares y de seguridad, y desde 2003 tanto PMSCs como KBR han conseguido con ello 39,5 billones de dólares. La seguridad se ha convertido en un servicio de lujo que solo algunas personas iraquíes pueden permitirse. Los organizadores de la campaña Control PMSC aseguraron durante El Foro que, actualmente, se está discutiendo un proyecto de ley en el Parlamento Iraquí sobre esta cuestión y que “es necesario incidir para controlar este sector a nivel nacional e internacional”.

Por otra parte, expertos en el conflicto del agua en Palestina participaron en la actividad Salvar el Tigris, una de las campañas más potentes de Irak. El objetivo de la campaña es detener un proyecto hidrológico basado en la construcción de grandes presas en la frontera entre Turquía e Irak que podrían provocar la reducción del caudal del río Tigris en más de la mitad en 2050. Este desastre medioambiental provocaría el desplazamiento de centenares de comunidades locales y la destrucción del ecosistema. El desastre natural y humano no tiene precedentes en la historia del país y podría acabar con su principal recurso hídrico.

Pese a la violencia y el difícil día a día, son cada vez más las personas que confían en su propio poder para construir un nuevo país. Un Irak donde las noticias dejen de ser el número de muertes y empiecen a serlo las acciones de la sociedad iraquí para acabar con la corrupción y alcanzar la paz.

*Felip Daza es codirector de NOVACT

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Comentarios
  1. Me alegro mucho saber de que en una sociedad probablemente tan destruida como la iraqí, está surgiendo una socedad civil que plantean alternativas por el común.
    Les deseo mucho éxito.

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