Internacional | Opinión
Alemania 2017: la vida después de Merkel
La aplastante victoria electoral del domingo en Alemania es el triunfo personal de Merkel, pero puede ser también el principio de su última étapa. La dependencia extrema de su líder podría pasarle factura a la CDU en el futuro. Mientras, entre los socialdemócratas se perfila otra mujer para ganarle a la derecha en 2017.
Dos días después del avasallador pero complicado triunfo de Angela Merkel en las elecciones alemanas del domingo 22 todavía no se sabe cómo será el futuro gobierno. La canciller ha contactado ya con el presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, para explorar las posibilidades de una gran coalición. También es posible un pacto con los verdes o incluso un gobierno en minoría, ya que a la CDU de Merkel le faltan cinco escaños para la mayoría absoluta en el Bundestag.
Aunque las negociaciones se antojan tensas y largas –en 2005, CDU y SPD tardaron dos meses en sellar la gran coalición- muchos comentaristas alemanes ya miran más allá, hacia un futuro sin Merkel. Todo el mundo ha destacado que la científica nacida en la extinta RDA está en la cúspide de su carrera política. El 41,5% del voto que ganaron los democristianos el domingo parece muy difícil de superar en un país con un abanico amplio de formaciones políticas, a las que se acaba de sumar Alternative für Deutschland (AfD), el partido anti-euro y de tintes derechistas.
Los 16 años de Kohl
Tras su segunda reelección, el reinado de Merkel puede extenderse hasta 12 años. Es probable que dentro de dos o tres años, la canciller, tan popular hoy en día, ya empiece a acusar cierto desgaste. Merkel dijo alguna vez que los 16 años que duró en el poder su antecesor y padrino político Helmut Kohl le parecían mucho. Evidentemente, no quiere anunciar una fecha para el fin de su carrera –como hizo José María Aznar en su día- para evitar convertirse en lo que se suele llamar «un pato cojo». Pero en Berlín no se descarta que los comicios del domingo puedan haber sido sus últimas elecciones.
Y de esta hipótesis se deriva un grave problema para los conservadores. La CDU es más que nunca el partido de Merkel. La campaña se centró casi exclusivamente en explotar la imagen de la jefa del Gobierno –«Kanzlerin für Deutschland» («canciller para Alemania»), era el lema sencillo y vacío que adornaba las fotos de esta mujer de 59 años.
«El lado oscuro del triunfo»
Las cotas de popularidad de Merkel superan con creces a las de su partido. Desde su reelección en 2009, la CDU ha perdido en todas las elecciones regionales, con derrotas tan inimaginables como la de 2011 en su feudo de Baden Württemberg. La única excepción fue la victoria aplastante de la Unión Socialcristiana (CSU), el partido hermanado de la CDU, en los comicios de Baviera una semana antes de las federales. Pero en el land más próspero de Alemania, las reglas son diferentes.
A lo largo de su mandato, Merkel ha eliminado todos sus posibles rivales internos. Lo más parecido a un delfín que queda sería Ursula von der Leyen, la ministra de Empleo, aunque su popularidad está lejos de las cotas de la canciller.
La dependencia de su líder ya le había pasado factura a los democristianos en el pasado, con Konrad Adenauer, el primer canciller después de la Segunda Guerra Mundial, y Helmut Kohl, el arquitecto de la reunificación alemana. Pocos dirigentes se perfilan de momento como sucesores capaces de llenar el enorme hueco que Merkel dejará un día. «La CDU hoy consiste en Merkel y casi nada más», escribió el renombrado comentarista Heribert Prantl en el diario Süddeutsche Zeitung. «Eso es el lado oscuro de su triunfo y un día puede convertirse en ventaja para el SPD».
La esperanza socialdemócrata
También en las filas socialdemócratas hay quien ya prefiere pensar en la próxima cita con las urnas prevista para 2017. Y suena sobre todo un nombre de mujer: Hannelore Kraft, la carismática presidenta de Renania del Norte-Westfalia, con 17 millones de habitantes el estado más poblado del país. Reconquistó este feudo histórico de la izquierda en 2010 y renovó su éxito en elecciones anticipadas dos años después con una mayoría estable para SPD y verdes. Sin embargo, esta economista, hija de obreros de la cuenca del Ruhr, rechazó de forma categórica ser candidata a la cancillería de Berlín. Su lugar está en Düsseldorf, la capital renana, decía entonces.
Kraft ahora podría convertirse en la dirigente más poderosa del SPD. El domingo pasado, en Renania del Norte-Westfalia los socialdemócratas ganaron el 32%, bastante más que la media nacional del 25,7%. La presidenta regional hace valer su peso en las deliberaciones sobre un posible pacto de gobierno con la CDU. «El 90% del partido en Renania del Norte-Westfalia está en contra de una gran coalición», declaró el lunes.
Gracias a su estilo cercano, algo maternalista, y un discurso más anclado en el ala izquierda de su partido, se ha convertido en la dirigente socialdemócrata mejor valorada en las encuestas. Y tiene otro plus a ojos de muchos socialdemócratas: tras su victoria electoral en 2010 formó un gobierno en minoría junto con los verdes que contaba con el apoyo indirecto de la formación de izquierdas Die Linke. Tras las elecciones del domingo, SPD, verdes y Die Linke tienen la mayoría de escaños en el Bundestag, pero los dirigentes socialdemócratas y ecologistas han descartado cualquier pacto con la formación de izquierdas.
Es posible que este rechazo hacia Die Linke cambie en el futuro próximo y Kraft sería la líder ideal para personificar este cambio. Es posible que la cancillería alemana siga en manos de una mujer durante más tiempo.
Probablemente Merkel vaya a dejar la Alemania peor valorada desde la segunda guerra mundial.
Cuando eso empiece a pasar factura, veremos como se toman los alemanes haber votado a esta Thacher germana.
Es posible que en 2.017 Alemania sea ya tan odiada en Europa y todos dejemos de comprar sus productos, que esté en la ruina y tengamos que rescatarla, cuando ya tenga el liderazgo Die Linke….. entonces Alemania podrá entrar de nuevo en la normalidad europea…