La ONU acusa al Gobierno y a los rebeldes sirios de crímenes de guerra

GINEBRA // Los dos bandos que combaten en la cruenta guerra que padece Siria son culpables de crímenes de guerra, asesinatos, ejecuciones extrajudiciales y torturas, según el informe de los observadores de Naciones Unidas que se ha difundido este miércoles. No lo son en pie de igualdad,  según los datos que desgrana el documento. Para empezar, la ONU acusa a las fuerzas del Gobierno sirio y a su milicia leal Shabbiha de una terrible matanza: la que tuvo como escenario en mayo la localidad de Al Houla, donde un centenar de personas, todos civiles, fueron masacradas; la mitad eran niños.

Si las fuerzas sirias son descritas como criminales, los rebeldes que se han alzado en armas contra el Gobierno de Bachar al Assad tampoco salen bien parados. Los observadores del Consejo de Derechos Humanos de la ONU les acusan a su vez de «crímenes de guerra, incluidos asesinatos y torturas».

Pero para la ONU  estos abusos no han alcanzado “la misma gravedad, frecuencia y escala» que los cometidos por las fuerzas gubernamentales y sus milicianos, a quienes se acusa de actuar en el marco de lo que se describe como “una política diseñada desde el Estado”, que se traduce en órdenes de asesinar, secuestrar y torturar de forma masiva que provienen de “los más altos cargos” del aparato de seguridad y del Gobierno sirio.

Uno de los observadores, Karen Abu Zaid, ha asegurado que las operaciones que llevan a cabo las fuerzas gubernamentales sirias “son extendidas, de gran escala y similares por la forma en que se llevan a cabo y porque los militares y las fuerzas de seguridad trabajan codo con codo”.

El informe, de más de un centenar de páginas, ha sido ya enviado al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que lo hará llegar ahora al Consejo de Seguridad. El documento se discutirá el 17 de septiembre en el Consejo de Derechos Humanos de la organización.

Además de denunciar gravísimas violaciones de los Derechos Humanos y de la ley humanitaria internacional, la comisión de la ONU presidida por Paulo Pinheiro destaca también que la evolución del conflicto armado que padecen los sirios es muy negativa. Sostiene que, desde el pasado mes de febrero, los enfrentamientos se han recrudecido al hilo de los mayores medios militares con los que cuentan ambos bandos.

La víctima de esta situación es el pueblo sirio, con miles de víctimas civiles, por lo que la comisión reitera su llamamiento a la comunidad internacional para que supere sus divisiones y búsque “una salida negociada y política al conflicto”. Se insta a su vez a la ONU a que contribuya con todos los medios a su alcance a detener las violaciones de derechos humanos que padece la población.

Lo que sí han dejado claro los observadores es que las sanciones internacionales contra Siria han servido más para ahondar el sufrimiento de los sirios que para detener un conflicto que se recrudece. La guerra, dice el documento, ha dejado “a la mayoría de la población en un estado de abandono», y estas sanciones internacionales constituyen «una negación de los derechos humanos más básicos del pueblo sirio».

El informe se ha basado en los testimonios ofrecidos en entrevistas telefónicas por sirios de diferentes partes del país, así como por refugiados y familiares de víctimas. En su texto, la comisión deplora precisamente que la falta de acceso al territorio sirio “ha socavado” su capacidad para llevar a cabo de forma conveniente el mandato de investigar las violaciones de derechos humanos que le había encomendado la ONU.

En el texto no se apunta aún a culpables con nombre y apellido, pero sí se anuncia que en septiembre se hará pública una lista de personas y colectivos sospechosos de haber cometido crímenes de guerra y contra la humanidad.