Internacional

"El cayuco es duro, pero vivir aquí más"

La asociación Habitáfrica intenta disuadir a jovenes senegalesas candidatas a la emigración de emprender viaja a España. Para ello, les ofrece cursos de formación con el apoyo del gobierno canario.

“Sé de sobra que el viaje es duro, pero la vida aquí es mucho más dura”. A Fatou Diouf, senegalesa de 24 años, se le ha pasado más de una vez por la cabeza meterse en un cayuco y emprender viaje a España en busca de trabajo y una vida que ella defiende que sería mejor. Hubo una época en que Fatou lo pensó a diario; ahora está un poco más tranquila porque está aprendiendo un oficio en el Centro Comunitario de Formación para Mujeres de Thiaroye, un pueblo senegalés de pescadores a 30 kilómetros de Dakar, la capital.

Ahora que está aprendiendo un oficio como costurera, Fatou cree que podrá conseguir un trabajo y no emigrar. Con esta idea, la de disuadir a las mujeres de Thiaroye que quieren arriesgar su vida por salir de Senegal, Yaye Bayam, una mujer de 52 años, ha creado este centro de formación. «Cada vez son más las mujeres jóvenes que quieren salir a trabajar a Europa, la inmigración senegalesa tradicionalmente ha sido masculina, pero en las estadísticas de las últimas salidas el porcentaje de chicas ya alcanza el 15%», señala Bayam. Ella ha apostado por apoyar a las mujeres, pero el centro está abierto también a la participación masculina.

Esta mujer decidió involucrarse en la búsqueda de alternativas para las jóvenes senegalesas después de que en 2006 su hijo muriese junto a otros 80 vecinos de Thiaroye en un viaje en cayuco. Primero formó la asociación de Madres y Viudas de los Cayucos de Senegal y ahora está inmersa en este centro de formación financiado por el Gobierno canario y en el que también participa la ONG Habitáfrica. «Yaye empezó la asociación poco a poco y ahora la forman casi 400 madres, sus esfuerzos se centran ahora en ayudar a las mujeres más jóvenes», explica Cristina Follana, delegada de Habitafrica en Senegal.

Aprender a ser empresaria

Una mañana en el centro, un grupo de chicas sigue las explicaciones de un profesor y aprenden a cómo llevar las finanzas y a ser empresarias autónomas. También han creado un fondo común entre todas a modo de préstamo por si alguna necesita dinero.
«Intento sensibilizarlas y hacerles comprender que la vida en España no es fácil para la inmigración, que los inmigrantes allí son los más vulnerables, que no hay trabajo. Están empezando a emigrar muchas mujeres que luego terminan trabajando en la prostitución», afirma Yaye Bayam.

En el taller de formación las alumnas hacen jabones, preparan comida envasada, aprenden peluquería; informática… Whady Mbow es una de las estudiantes. Junto a otras 15 chicas vestidas todas con chalecos rosas y azules asiste muy atenta a una clase de costura. Cada una esta tejiendo un mantel de ganchillo. «Para no emigrar tenemos que aprender a llenar el bolsillo», concluye pragmática Whady, mientras se toca el bolsillo de su falda.

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